Mis amigos y yo vol. I
Algunas personas que me siguen opinan que mis amigos no son buenos amigos porque (y lo pongo entre comillas) "no me sacan de casa". No estoy de acuerdo. Y con mi "amor" (las comillas ahora son por el tono irónico) a los juicios de valor y a la facilidad que tenemos las personas para etiquetar como bueno o malo según nuestro propio criterio personal (y con absoluto desconocimiento de los detalles), pues aún menos.
Sin embargo, en este momento en el que me siento tan bien con casi todos los rincones mi vida (¡qué diferencia con cuando empecé este blog!), es cierto que el tema de mi falta de amigos para hacer cosas me sigue molestando, como un picorcillo que no me deja sentirme cómoda del todo. Eso sí, al menos ya hace tiempo que no se me cae la casa encima si estoy sola, de hecho disfruto muchas veces de estar sola y eso ayuda bastante.
Pero viendo el porqué de esa insatisfacción creo que lo primero es asumir que estoy en esta situación porque yo me lo he buscado. La culpa no la tienen los demás y la responsabilidad de cambiarlo es también mía.
Lo segundo que he advertido es que existen diferentes tipos de amigos. Sí, ya sé que esto es de cajón, pero a uno a veces le cuesta ver la viga en el ojo propio. A grandes rasgos, para mí, están los amigos para contarse las penas y los amigos para hacer cosas. Claro que habrá gente que tenga amigos que reunan ambas características... pero no es mi caso.
Yo tengo grandes amigos. Gente que nunca me fallaría si les necesitase, a los que cualquier día a cualquier hora podría llamar y en cinco minutos estarían en mi casa para mí incondicionalmente. Otros tal vez no valoren eso tanto, pero para mí es impagable. Y les quiero y les valoro como tal, como lo importante que es eso para mí.
Pero son amigos para contarnos las penas (ellos también me las cuentan a mí, claro), y por desgracia no compartimos el mismo nivel de energía ni los mismos gustos en cuanto a qué hacer los fines de semana. Unos por ser (muchísisiisisisimo) más caseros que yo y todos por tener aficiones distintas. Y reconozco que ahora mismo, por la carencia de penas en mi vida (afortunadamente), no n-e-c-e-s-i-t-o tanto a este tipo de amigos.
Lo tercero que he reflexionado es que me he estado equivocando de estrategia. Yo pensaba (en mi concepto original de la amistad) que tenía que encontrar nuevos amigos que reuniesen las dos características y, claro, estaba en un error. Ya tengo amigos para contarles mis penas, ahora me faltan amigos para hacer cosas sobre todo porque eso es lo que sí necesito ahora mismo. Y no se trata de buscar un grupo de amigos sino varios. ¿Por qué no?. Voy a diversificarme. Así que, como ya pregunté en twitter, si alguien sabe de algún curso de iniciación a la fotografía, al dibujo y/o pintura o a cualquier actividad en grupo (que no sea el senderismo, que no me va) en Castellón o alrededores, que me lo diga, por favor! Paralelamente ya estoy tejiendo mis redes en otros ámbitos...
Pero quiero volver a la primera observación. ¿Qué hice para estar en esta situación en la actualidad? Pues en primer lugar, tomé decisiones equivocadas. Mi grupo de amigas de toda la vida se estaba fracturando (típicas rencillas internas femeninas) y yo decidí no tomar partido por ninguna facción y quedarme al margen... y lo conseguí. Y tanto que lo conseguí. Tanto que cuando el grupo se dividió en dos sub-grupos, yo no me quedé en ninguno y, cansada de las peleas de "pues es que tú aquel día dijiste", me pareció un remanso de paz empezar a salir con los amigos de mi novio de entonces. Pero ojo, digo "amigos" en masculino porque eran todos chicos.
Y aunque me lo pasé genial una buena temporada saliendo de fiesta con ellos (todos jugadores de baloncesto y yo en medio, con mi 1,63m) pasó lo que tenía que pasar, que cada uno fue haciendo su vida, saliendo con chicas y yo rompiendo con mi nexo con ellos.
Podría haber tratado de reconciliarme con alguno de los sub-grupos resultante de aquella escisión, pero tal vez por timidez para decir "hola" después de haberme largado o tal vez por falta de ganas de volverme a meter ahí, la cuestión es que no lo hice. "Por suerte" como ya conté una vez, iba casi empalmando relaciones, por lo que nunca me faltó gente para hacer cosas, pero no eran realmente amigos míos.
Hasta que me reuní con una de aquellas amigas de toda la vida... y me equivoqué. O tal vez no, pero no salió demasiado bien...