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¡Españoles por el mundo!

A veces busco en el geolocalizador de dónde me han visitado y me quedo alucinada viendo visitas de lugares tan distantes y de habla no hispana como:

* Estados Unidos (2789 visitas)

* Alemania (1906 visitas)

* Reino Unido (1339 visitas)

* Suiza (318 visitas)

* Finlandia (244 visitas)

* Canadá (305 visitas)

* Suecia (211 visitas)

* Vanuatu (133 visitas)

* Nueva Zelanda (100 visitas)

* Australia (77 visitas)

* Japón (74 visitas)

* Senegal (35 visitas)

* Sudáfrica (33 visitas)

* Taiwan (21 visitas)

* Malasia (11 visitas)

* Corea del Sur (11 visitas)

* Aruba (11 visitas)

* Omán (10 visitas)

* China (9 visitas)

Ya que, aunque tengo en proyecto escribir este blog en inglés algún día, escribo en español, imagino que las personas que me visiten desde esos países deben de ser en su mayoría españoles o latinoamericanos que han emigrado allí (aunque supongo que también habrá gente que simplemente haya aprendido español) y ¡se me ha ocurrido que podríamos hacer una ronda de "Españoles por el Mundo"! (a la que seguirán rondas de otros países, como por ejemplo: "Mexicanos por el Mundo").

Así que desde aquí os invito, españoles emigrantes, a decir "hola" desde el país en el que estáis (y si queréis contar un poco cómo es que os habéis ido a vivir allí, pues mejor!). ¡¡A ver cómo de lejos (tomando Madrid como epicentro) podemos llegar!! Me comprometo a enviar un regalo al/los español/es que me lean desde más lejos, estén donde estén y que digan "hola" en esta entrada antes del 15 de mayo de 2011.

Por supuesto que sería estupendo que todos los demás (emigrantes y no) comentárais, pero creo que podría ser una experiencia muy bonita, ¿qué me decís, os animáis?

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Jabba el Hutt

Habíamos ido a Madrid para asistir a una feria internacional. Aquel había sido nuestro último día de pateo por Ifema pero aún nos quedaba cenar con unos clientes y después salir con ellos y otros competidores (sí, nuestro sector es raro...). Hacía frío en Madrid de modo que al entrar en un pub, decidimos dejar los abrigos sobre una especie de sofá y las chicas nos encaminamos al lavabo.

Yo iba la última y al girarme me pareció ver por el rabillo del ojo que los abrigos se caían. Me volví y los recogí del suelo y en ese momento me fijé en que había un chico sentado en la esquina del sofá. Era enorme. Salvando las distancias, por supuesto, me recordó a Jabba el Hutt, y cuando vio que dejaba los abrigos e intentaba parapetarlos para que no volvieran a caerse, se acercó y me dijo con una sonrisa que no me preocupara que él cuidaría de que no se volvieran a caer.

Le devolví la sonrisa y le dije que era muy amable. Me fui al baño y al salir él seguía ahí, sentado al lado de los abrigos. Me acerqué y le di las gracias por la custodia pero al girarme para unirme al grupo de gente con la que había ido al pub, él me tocó en el brazo. Me di la vuelta y me preguntó que de dónde era. Me dijo que había deducido que no éramos de Madrid. Le contesté que era de Castellón y con alegría me contó que había vivido varios años aquí.

Estuve un rato conversando con él acerca de mi ciudad, pero la verdad es que no estaba cómoda porque yo no estaba allí por placer, sino por trabajo y, amablemente, le dije que había sido un placer conocerle, pero que aquellos de allí eran mis jefes y compañeros ya que estaba en una cena de negocios y debía volver con mi grupo.

Me contestó: "Bueno, no te preocupes, que si tenéis que cerrar algún trato, yo soy un gran comercial. Venga, te ayudo".

Aquello ya hizo que me incomodase del todo y le dije educada pero firmemente que gracias pero no, gracias. Él siguió haciéndome preguntas, como si no oyese lo que yo le decía y yo, que a veces soy tonta y que además me han educado para no dar la espalda ni soltar improperios porque sí, pues ya nerviosa le insistía en que tenía que irme.

Como una salvación, vino una compañera a decirme que habían decidido ir al otro lado de la pista de baile. Le dediqué a mi "amigo" una media sonrisa y le dije que nos íbamos al otro lado.

- Ah, vale, ¡os acompaño! -me dijo.
- No -le contesté tajante. Mira, estoy trabajando, no puedes venir.

Y acto seguido me di la vuelta y me puse a seguir al resto de mi comitiva. Había gente en el trayecto y yo me había descolgado. Tuve que parar un momento para hacerme paso y de repente, sentí unos brazos alrededor de mi cintura. No me lo podía creer. Me giré de sopetón y me encontré de cara con Jabba que, como si fuera lo más normal del mundo, se puso a bailar "conmigo" con una risa.

- ¡Basta ya! -le grité y me desasí de su abrazo.

Pues aún así me siguió hasta donde se había sentado mi grupo. Le conté a mi jefe lo que me estaba pasando. Jabba se sentó en una especie de asientos justo al lado de los nuestros. No me quitaba ojo de encima. Yo estaba ya atacada de los nervios y conteniéndome para no montar una escena. Mi jefe, que es joven y que fomenta mucha confianza entre los trabajadores, se dio cuenta y me acercó contra él y me pasó un brazo por los hombros. No fue un abrazo y no lo hizo para tranquilizarme, lo hizo para enviarle un mensaje a Jabba, para "quitarme el moscón".

Y funcionó. Cuando al rato volví a mirar hacia donde había estado Jabba, él ya se había ido.

Más relajada, me integré en el grupo (mi jefe hacía tiempo que me había soltado) y pasado un rato, fuimos mi compañera y yo a bailar norecuerdoquécanción a la pista de baile. La pista estaba llena y yo bailaba enfrente de ella cuando noto que alguien me coge de una mano y me hace dar una vuelta sobre mí misma. Ahí estaba. Jabba había vuelto.

Me solté con violencia y le grité lo suficientemente alto como para que me oyera por encima de la música: "¡O me dejas en paz o te juro que llamo a seguridad!"

Se marchó. Y reconozco que aún me dio un poco de pena (como todavía me da ahora al pensarlo) pero es que de verdad que la situación fue muy incómoda para mí.

Y así fue como me creé una cuenta de correo que se llamaba "Forget about me Jabba", y así fue como me gané el apodo de Leia.



P.D.: Antes de que nadie diga nada, no, no llevaba ese bikini tan sexy...

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Mal de ojo

Salía yo ayer con la compra de Mercadona cuando se me acerca una mujer y me pide limosna. Le digo que no. Ella insiste. Sigo diciendo que no y, mientras me alejo, me suelta algo así como:

- ¡Que nunca más conozcas hombre!

¡Ja! Vale, lo que me faltaba. Sin girarme pero alzando la voz y no sin acidez le respondo:

- Llueve sobre mojado, señora. Llueve sobre mojado.

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Mis amigos y yo vol. III - Han Solo

Fue en Julio de 2009 cuando, como conté en aquella entrada de despedida del año, me planté delante de mis cuatro amigos más cercanos y les expliqué mis necesidades, que yo estaba bien, que no necesitaba llorar más y sí necesitaba hacer cosas.

Como descubrí hace poco, el error estuvo en pedirles a ellos en concreto que fueran artífices de ese cambio porque son amigos de contarnos las penas (y además, cada uno tiene su propia situación personal) y, como ya conté entonces, dos se quedaron y dos se fueron.

Pues hace poco que me he reencontrado con uno de los que se fueron...

Comparado con otros de mis grandes amigos, a él no hace tanto que lo conozco. Fue a finales de 2005 cuando vino a trabajar a mi empresa y congeniamos en seguida. Por aquel entonces yo era un pozo negro de emociones y sentimentalmente me conformaba con subsistir en aquello que a imagen y semejanza de John Lennon llamé "mi fin de semana salvaje". Creo que él andaba más o menos en lo mismo después de la ruptura con la que había sido su novia durante cinco años.

Él conseguía sacarme de casa (y no devolverme hasta pasadas las ocho de la mañana la mayoría de las veces) y sobre todo me hacía reír. Es un chico encantador, increíble. Es dulce y cariñoso a su modo, es guapo, inteligente y carismático. Tiene un sueño y lo persigue y yo le admiro profundamente por eso. Entre este concepto mío sobre él y con todo lo que nos estaba pasando, no me sorprende ahora pensar que tuviésemos un breve affaire, que pronto reconducimos hacia la amistad que ha perdurado todo este tiempo.

Y se fue. Su trabajo le mantiene lejos de Castellón y yo me cansé de que me llamara por las noches mientras estaba aburrido lejos de casa pero que no me llamara para quedar conmigo cuando volvía a casa. Comprendía que cuando viniese tuviera muchas cosas que hacer, ver a la familia, atender a sus amigos y también a su nueva novia que, para más inri, tenía cierta costumbre de mirarnos mal a todas aquellas mujeres que osáramos acercarnos a él.

Yo lo respetaba, pero me sentía insatisfecha. En aquel julio en el que nos dijimos adiós, yo llevaba ya seis meses sin verle y nuestra relación se reducía a hablar por teléfono cuando su trabajo lo permitía. No estaba enfadada, comprendía que su situación fuera la que era, pero no encajaba con mis necesidades, yo quería volver a tomar alguna Coronita con él o ir a comer al japonés. Pero él, sin embargo, sí se enfadó (o eso me pareció) cuando se lo dije y "rompimos".

Más de un año después, empecé a recibir algún sms suyo. Interesándose por mí o comentando algún partido de tenis (afición que compartimos).

Hace algunas semanas, organicé una cena en mi casa y él vino. Hacía mucho que no nos veíamos y sin embargo me pareció que estaba exactamente igual que la última vez que le había visto, más de dos años atrás. A lo sumo me pareció que estaba incluso más guapo que como le recordaba y no sé si él se sintió tenso, pero para mí fue tan natural como si nunca se hubiera ido.

Aún así todavía no manteníamos un contacto frecuente pero en Magdalena estuve en una fiesta latina y pusieron una canción que nos hacía mucha gracia cuando la bailábamos en unas clases de salsa a las que nos apuntamos a principios de 2006. Le envié un mensaje y le dije que estaba sonando esa canción y él no estaba. Me contestó inmediatamente a pesar de que era más de medianoche y me dijo: "Desde Malmo con amor y muuuucha envidia. Un beso gordo, Leia".

Hacía años que no me llamaba así. Al poco de conocernos había empezado a llamarme Leia por un "incidente" que tuve con un tipo que me recordaba mucho a Jabba el Hutt y yo a él acabé por llamarle Han Solo, nombre que (por otros motivos) le iba que ni pintado, pero por lo menos desde aquel julio de 2009 no se había dirigido a mí con ese nombre.

Y finalmente el otro día tuvimos una "cita". Y después de tantísimas cenas "en casa de", me sentó genial que viniera a buscarme en su coche y que nos fuésemos a Benicàssim a cenar a un restaurante. Y hablar hasta tarde y comprobar que Han sigue siendo Han, igual de guapo, de inteligente, de carismático, de dulce y de encantador. Ojalá él lo tenga tan en cuenta como lo tengo yo y se valore tanto como le valoro yo.

Y si no pasa nada, el fin de semana que viene iremos a ver Thor.

No todas las entradas iban a ser sobre amistades perdidas, no? Algunas también se recuperan... ;)

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Mis amigos y yo vol. II - ¿Amigas para siempre?

Nos conocíamos desde el cole. No íbamos en el mismo grupo de amigas entonces, porque ellas eran las más fashion y a mí siempre me había gustado más jugar a la comba y a voley que pasarme los recreos ajustándome las hombreras y cotilleando en corrillo.

Pero las cosas cambian y en el instituto me tocó a mí sola en la misma clase que todas ellas y supongo que entre eso y que las paredes de mi habitación andaban ya llenas de pósters de actores y modelos, sentía más afinidad con ellas de la que había sentido en el colegio.

Si hoy las hubiese visto desde fuera habría sabido que en un par de años serían las más populares del instituto, igual que ya lo fueron en el colegio. Todas guapas, aunque cada una a su forma y cada uno en su estilo, vestidas siempre a la última moda (no necesariamente "pijas" porque quien más y quien menos se las ingeniaba para adaptar prendas económicas a las tendencias, incluso tirando de corte y confección) y, a la vez, bastante accesibles (en esto creo que yo contribuí bastante porque yo me llevaba bien con todo el mundo y no tenía problema en entablar conversación con nadie).

Cada una tenía su propia personalidad y con el paso de los años hasta la ruptura del grupo que conté en el post de ayer, llegué a quererles muchísimo.

En un grupo de personas, siempre hay gente con la que congenias más y gente con la que congenias menos. Yo siempre congenié bastante con una de ellas así que cuando tiempo después de aquella ruptura contactó conmigo, pronto retomamos nuestra amistad.

Al principio solíamos hacer cada semana un "día de chicas" y quedábamos ella, otra de aquellas amigas (entre ellas dos habían conformado uno de los sub-grupos) y yo. Todas teníamos novio por aquel entonces y aprovechábamos algún día entre semana ir a cenar y hablar de nuestras cosas.

Pero la otra siempre fue muy inconstante y de cada diez veces que quedábamos, nos daba plantón ocho. Así que casi siempre éramos ella y yo. Ella salía con un chico que era franca y llanamente imbécil. Era arrogante, prepotente e intransigente. Por contra, reconoceré que era inteligente y guapo y entre eso y otras cosas de su relación que yo obviamente no veía y desconocía, ella estaba muy enamorada de él. Y como ella le quería tanto, pues por supuesto que yo no decía ni mu. Era el novio de mi amiga y yo mejor que peor o peor que mejor, tragaba con ello con la mejor de mis sonrisas.

Sin embargo un sábado de los que quedábamos las dos parejas, él me hizo un feo en mi propia casa que me sentó fatal y encima quiso imponernos a los demás su opión en algo en lo que yo no estaba de acuerdo. Intenté hacerle ver que sobre gustos u opiniones, él no podía hacer valer su criterio como el único bueno, pero no lo conseguí y reconozco que la discusión se agrió un poco.

Sospechosamente, nunca más volvimos a quedar todos juntos y ella y yo quedamos relegadas a "amigas de los jueves". Cosa que yo por supuesto acepté, no iba a imponerle a mi amiga que se enfrentara a su novio... sobre todo siendo él como era.

Y en todos esos años, jamás le dije nada a ella sobre él... hasta el día en el que me llamó llorando porque lo habían dejado. Entonces, aún sin darle mi abierta opinión sobre él, sí que hice hincapié en que se pensara mucho si era feliz con esa relación. En realidad no lo era y más tarde, cuando ella estuvo preparada, me contó cosas horribles que él le había hecho, entre ellas serle infiel muchas veces y contárselo aduciendo que "todos los hombres son infieles, pero tú tienes suerte de estar conmigo porque yo soy honesto y te lo cuento".

Se acercaba por aquel entonces la Semana Santa de 2005 y yo, que ya había cortado con mi novio y andaba enredada ya en mi gran historia trágica, había quedado con una amiga de Alicante para ir a ver la Semana Santa malagueña, contando por supuesto con que mi mejor amiga se iría de puente con su novio. Le insistí para que se nos uniera porque sabía que si se quedaba, con lo frágil que estaba, a poco que él le insistiera volvería con él.

Las tres semanas que faltaban hasta Semana Santa me las pasé diariamente con ella, consolándole e infundiéndole fuerzas cuando quería hablar con él. Él hizo su movimiento a pocos días del puente de Semana Santa (supongo que por verse solo y sin plan) y ella fue lo suficientemente fuerte como para decirle que no y venirse conmigo y la chica de Alicante de viaje.

En Málaga le presenté a un amigo mío que sintió un flechazo inmediato por ella. No se le podía reprochar, era guapa, inteligente, dulce... Le advertí de su situación personal y de que no era momento para precipitarse. A ella él también le gustó (nada que reprochar tampoco) pero él, desoyendo mi consejo, se lanzó y en dos semanas estaban ya saliendo juntos.

Siempre me pareció que había pasado todo demasiado rápido y por muy bien que se les veía juntos, mantuve cierto escepticismo. Y no me equivocaba. Llevaban casi un año de relación a distancia (aunque viéndose con mucha regularidad) cuando él planteó venirse a vivir aquí. Ella aceptó, pero poco después su castillo de naipes se vino abajo y cortó con él porque no sentía "lo que tenía que sentir".

Por incongruente que pueda parecer, ella se quedó hecha polvo (él también, por supuesto) porque sabía que él era un gran chico, que le había tratado de maravilla y que había hecho muchísimo por ella, por que se sintiera bien. Y ella sabía además que le había roto el corazón y se sentía fatal por ello.

Durante todo el año que duró su relación, ella y yo quedábamos los fines de semana y por eso en ese tiempo, aunque fuimos conociendo a gente y aparte teníamos otros amigos, tampoco ampliamos más el círculo.

Cuando ella rompió con su novio malagueño, de nuevo estuve cada día con ella. Eran además las fiestas de aquí, la Magdalena, y apenas salí en toda la semana de fiestas porque ella no estaba con ánimo. El último domingo de Magdalena, quedamos para ver el acto de fin de fiestas. Al día siguiente (como casi cada año) yo cogía un avión para ir a Mallorca y en esa ocasión me quedaría allí casi dos semanas seguidas. No volví a verla.

Estando yo en Mallorca, me llamó y me dijo que su ex (el imbécil, para entendernos) le había llamado después de casi un año sin saber el uno del otro y le había dicho que quería hablar con ella. Me preguntó que qué opinaba yo y le dije la verdad, que un año es tiempo suficiente para que uno se dé cuenta de sus errores y que si a ella le apetecía llegar a entender lo que había pasado, que quedase con él.

En ese tiempo en el que no estuvieron juntos, tanto su familia como yo ya nos habíamos descarado y, animados por las cosas que ella ya se atrevía a ir contando, le habíamos dicho todo lo que realmente siempre pensamos de aquel chico, que nunca la vimos feliz con él, que nos caía antipático, etc. sobre todo comparándole con el chico malagueño. Por todo esto, cuando quedó con él, tuve que cubrirle de cara a su familia, porque era el día en el que yo volvía de mi viaje a Mallorca y ella había dicho en casa que había quedado conmigo.

Le envié un mensaje por la noche y le pregunté que qué tal estaba yendo todo. Me contestó y me dijo que muy bien, que le estaba haciendo bien y que estaban hablando mucho.

Desde aquella noche, no pude volver a contactar con ella como lo habíamos hecho antes. El contacto diario que habíamos tenido, se convirtió en hoy te envío un mensaje y con suerte mañana me lo respondes. Traté de quedar con ella esa Semana Santa y sólo recibí evasivas.

Pasadas las vacaciones, me tocó viajar a Málaga por trabajo. Allí tuve que enfrentarme a su ex, furibundo aún, que no comprendía qué había pasado. Ella era mi mejor amiga y la defendí tanto como pude, aunque yo no compartiera su forma de actuar. Él estaba también triste y, como también es amigo mío (lo pongo en tiempo presente), también tuve que consolarle y, aunque por protegerle a él y a mi amiga, no le conté nada del otro ex (con quien yo sospechaba que mi amiga había vuelto aunque no me lo hubiese dicho), sí que le insté a rehacer su vida y a dejar de insistir con ella.

Volviendo de Málaga estaba cuando me llegó un mensaje de ella. Hacía más de un mes que no la veía y en el mensaje me decía: "¿Quedamos el jueves que viene?". Me enfadé. Sabía lo que me respondería, pero aún así le contesté: "¿Y por qué no quedamos este sábado?". Y ella me dijo que había quedado con su ex/novio. Le pregunté si entonces habían vuelto y me dijo que sí y que estaba muy feliz. Pero ahí estaba yo, agotada después de una semana de viaje, de trabajo y de soporte sentimental a su ex quedando relegada de nuevo a los jueves porque ella había vuelto con su novio. No me pareció justo y se lo dije. Tal vez no me expresé de la mejor manera porque estaba que rabiaba. Le dije que si ella era feliz, yo también, que me alegraba de que fuese así, pero que sentía que no me estaba tratando como me merecía. No estoy segura a estas alturas de cómo lo interpretó ella, pero acabamos la conversación con un "pues nada, yo te quiero mucho, si alguna vez te hace falta algo, ya sabes donde estoy, pero a mí no vengas a decirme de quedar ni un jueves más".

Hace algunas semanas, después de casi 5 años sin verla (que ya tiene su mérito porque Castellón no es más que un pueblo grande) me la encontré en la calle. Yo salía de trabajar y andaba hablando por el móvil y coincidimos de frente en la acera. Nunca he sido una persona rencorosa, así que me sorprendió ver que ella se pegaba a la pared y con cara de mucho apuro y ¿vergüenza? me dijo un tímido "hola". Yo colgué inmediatamente la llamada y me acerqué y le di dos besos y le pregunté cómo estaba. Tuvimos una breve conversación en la que supe que estaba viviendo con su novio (pero no el imbécil, a saber cuánto haría que habían terminado) y no pude evitar fijarme en su lenguaje corporal, con las dos manos asiendo la correa del bolso y pegada a la pared como si fuera a salir huyendo en cualquier momento.

Es triste que las cosas acaben así y ella probablemente tenga una versión distinta de lo que pasó. Pero el tiempo que invertí en esa relación, también fue tiempo que perdí para poder conocer a otras personas y ampliar mi círculo de amistades o afianzar mi contacto con el otro sub-grupo con el que, aunque yo me llevo bien con todas, ella no y compaginar las dos cosas o volvernos a integrar era una quimera. No obstante no me arrepiento, como con todo, aprendí mucho, pero es innegable que esto que pasó es también uno de los motivos por los que hoy por hoy me encuentro en esta situación.

Y vosotros, ¿habéis perdido a algún amigo así?

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Mis amigos y yo vol. I

En las últimas semanas he estado reflexionando mucho acerca de la amistad.

Algunas personas que me siguen opinan que mis amigos no son buenos amigos porque (y lo pongo entre comillas) "no me sacan de casa". No estoy de acuerdo. Y con mi "amor" (las comillas ahora son por el tono irónico) a los juicios de valor y a la facilidad que tenemos las personas para etiquetar como bueno o malo según nuestro propio criterio personal (y con absoluto desconocimiento de los detalles), pues aún menos.

Sin embargo, en este momento en el que me siento tan bien con casi todos los rincones mi vida (¡qué diferencia con cuando empecé este blog!), es cierto que el tema de mi falta de amigos para hacer cosas me sigue molestando, como un picorcillo que no me deja sentirme cómoda del todo. Eso sí, al menos ya hace tiempo que no se me cae la casa encima si estoy sola, de hecho disfruto muchas veces de estar sola y eso ayuda bastante.

Pero viendo el porqué de esa insatisfacción creo que lo primero es asumir que estoy en esta situación porque yo me lo he buscado. La culpa no la tienen los demás y la responsabilidad de cambiarlo es también mía.

Lo segundo que he advertido es que existen diferentes tipos de amigos. Sí, ya sé que esto es de cajón, pero a uno a veces le cuesta ver la viga en el ojo propio. A grandes rasgos, para mí, están los amigos para contarse las penas y los amigos para hacer cosas. Claro que habrá gente que tenga amigos que reunan ambas características... pero no es mi caso.

Yo tengo grandes amigos. Gente que nunca me fallaría si les necesitase, a los que cualquier día a cualquier hora podría llamar y en cinco minutos estarían en mi casa para mí incondicionalmente. Otros tal vez no valoren eso tanto, pero para mí es impagable. Y les quiero y les valoro como tal, como lo importante que es eso para mí.

Pero son amigos para contarnos las penas (ellos también me las cuentan a mí, claro), y por desgracia no compartimos el mismo nivel de energía ni los mismos gustos en cuanto a qué hacer los fines de semana. Unos por ser (muchísisiisisisimo) más caseros que yo y todos por tener aficiones distintas. Y reconozco que ahora mismo, por la carencia de penas en mi vida (afortunadamente), no n-e-c-e-s-i-t-o tanto a este tipo de amigos.

Lo tercero que he reflexionado es que me he estado equivocando de estrategia. Yo pensaba (en mi concepto original de la amistad) que tenía que encontrar nuevos amigos que reuniesen las dos características y, claro, estaba en un error. Ya tengo amigos para contarles mis penas, ahora me faltan amigos para hacer cosas sobre todo porque eso es lo que sí necesito ahora mismo. Y no se trata de buscar un grupo de amigos sino varios. ¿Por qué no?. Voy a diversificarme. Así que, como ya pregunté en twitter, si alguien sabe de algún curso de iniciación a la fotografía, al dibujo y/o pintura o a cualquier actividad en grupo (que no sea el senderismo, que no me va) en Castellón o alrededores, que me lo diga, por favor! Paralelamente ya estoy tejiendo mis redes en otros ámbitos...

Pero quiero volver a la primera observación. ¿Qué hice para estar en esta situación en la actualidad? Pues en primer lugar, tomé decisiones equivocadas. Mi grupo de amigas de toda la vida se estaba fracturando (típicas rencillas internas femeninas) y yo decidí no tomar partido por ninguna facción y quedarme al margen... y lo conseguí. Y tanto que lo conseguí. Tanto que cuando el grupo se dividió en dos sub-grupos, yo no me quedé en ninguno y, cansada de las peleas de "pues es que tú aquel día dijiste", me pareció un remanso de paz empezar a salir con los amigos de mi novio de entonces. Pero ojo, digo "amigos" en masculino porque eran todos chicos.

Y aunque me lo pasé genial una buena temporada saliendo de fiesta con ellos (todos jugadores de baloncesto y yo en medio, con mi 1,63m) pasó lo que tenía que pasar, que cada uno fue haciendo su vida, saliendo con chicas y yo rompiendo con mi nexo con ellos.

Podría haber tratado de reconciliarme con alguno de los sub-grupos resultante de aquella escisión, pero tal vez por timidez para decir "hola" después de haberme largado o tal vez por falta de ganas de volverme a meter ahí, la cuestión es que no lo hice. "Por suerte" como ya conté una vez, iba casi empalmando relaciones, por lo que nunca me faltó gente para hacer cosas, pero no eran realmente amigos míos.

Hasta que me reuní con una de aquellas amigas de toda la vida... y me equivoqué. O tal vez no, pero no salió demasiado bien...

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Cómo saltarse las restricciones de Meetic

Últimamente, justo cuando yo menos caso le hago, he visto en varios blogs que muchas blogueras se están metiendo en el mundillo de Meetic.

A la vez, he recibido muchos comentarios en mi entrada sobre el timo de Meetic de gente a la que le ha pasado lo de las renovaciones automáticas y, por lo que veo en las búsquedas que llevan a mi blog, además de timados hay mucha gente que quiere burlar las prohibiciones de Meetic.

Yo no sé cómo burlarlas, pero sí sé de trucos para sacarle el máximo partido a no pagar (o pagar lo mínimo si eres chico) en Meetic. Así que de acuerdo, vamos a joder a los de Meetic.

Hay dos cosas que es imprescindible saber:

1.- Si eres chica puedes registrarte sin pagar, aunque tendrás acceso restringido a muchas cosas: enviar e-mails, leer e-mails de chicos que no sean por lo menos "premium" y últimamente ya no puedes ni quitar de tu lista a los chicos que no te interesen... entre otras muchas cosas restringidas más.

2.- Si eres chico (aquí corregidme los chicos si me equivoco), tienes tres niveles de afiliación:
* El pase de pago normal
* El premium
* El pase zen

Con el nivel de pago normal, podrás ver perfiles, enviar e-mails, chatear, etc. PERO SÓLO CON CHICAS QUE HAYAN PAGADO. Las chicas que no hayan pagado, podrán ver lo que escribes en el chat, pero no podrán responder y verán que han recibido un e-mail, pero no podrán abrirlo para leerlo.

Chicos de Meetic, éste y no otro es el motivo por el que no recibís respuesta!!

El nivel Premium te permite chatear con todas las chicas, hayan pagado o no y enviar e-mails y que estos sean leídos por todas las chicas.

El nivel zen te permite otros extras más "exclusivos" como (si no me equivoco porque yo no he pagado) confirmación de lectura de tus e-mails, poder poner un mensaje que avise de que estás de vacaciones y por eso no puedes contestar e-mails, poder ponerte como "no conectado" en el chat y cosas así.

Partiendo con esta información de base, he aquí recomendaciones muy importantes:

1.- Créate una cuenta de hotmail.com específica para Meetic. Antes de dar de alta la dirección, asegúrate de que el nick con el mismo nombre está disponible en Meetic. Por ejemplo: Trata de dar de alta "pericodelospalotes8888@hotmail. com". Si está disponible, antes de crear la cuenta, entra en el formulario de registro de Meetic y mira si el nick "pericodelospalotes8888" está disponible. Si ambos lo están, adelante, dalos de alta.

El porqué en "hotmail.com" es porque es la más común, por lo que será la primera con la que intentarán encontrarte los usuarios que quieran ponerse en contacto contigo.

2.- Insinúa en tu descripción que es fácil contactar contigo, que te gusta tu nombre o cosas así. Ojo, sé sutil porque las descripciones pasan un filtro de censura y si eres muy descarado, te suprimirán esa parte de la descripción (lo he comprobado). Se trata de conseguir que la gente entienda que tu nick coincide con tu dirección de correo electrónico y en vez de tratar de contactar contigo inútilmente a través de Meetic, te agregarán al messenger.

Sí, ganarás muchos contactos no deseados, pero de ahí que te crees una cuenta al margen de la que uses personalmente. Igual que harías en Meetic, a los que te contacten que no te interesen, los eliminas después y arreglado.

Yo solía sugerir también que la gente en su invitación del messenger enviara al menos su nick en Meetic, para saber quiénes son, pero esto no suele funcionar... así que prepárate para la idea de que te tocará bloquear a unos cuantos. Pero insisto, en Meetic también podrían contactarte sin problemas hasta que les bloqueases.

3.- Si eres chico, ya tienes cuenta en Meetic y no coincide con tu correo electrónico, ten siempre presente que las chicas no pueden ponerse en contacto contigo si no pagan o si tú no te haces premium. Pónselo fácil: escribe en el chat una pequeña presentación de ti mismo y añade tu dirección de correo electrónico. Cuando escribas la dirección, no la pongas tal cual, hay robots en Meetic que podrían detectarlo e incluso eliminar tu cuenta como penalización. Sé ingenioso, por ejemplo: "Puedes contactarme cuando quieras en "pericodelospalotes888 con la algarroba y el correo de microsoft". En definitiva, pon cosas que no pudieran hacer saltar las alarmas de Meetic.

4.- Con el correo es más sencillo porque antes los censuraban, pero imagino que les habrán llovido denuncias a punta pala por "leer" los correos de la gente, así que aquí (por lo que he podido comprobar) se ha levantado la veda y no hace falta andar con tantos remilgos a la hora de dar la dirección de e-mail. Ten en cuenta que las chicas no pueden leer tus e-mails ¡¡PERO SÍ PUEDEN LEER LOS TÍTULOS!! Deja tu dirección de e-mail en el título del correo que le envíes y arreglado, todas las chicas, paguen o no, podrán agregarte en el messenger si les interesa tu perfil. Aún así, por si acaso, yo evitaría las fórmulas escritas que contengan "@" y ".com" y las cambiaría por "algarroba" (o similar, no soy muy imaginativa, ya lo sabéis) y "punto com".

5.- Cuando te inscribiste te quedaste alucinad@ porque tenías cientos de visitas y de flechazos al día. Es un cebo. Cuando un usuario es nuevo, su perfil es "perfil destacado" y les aparece por todas partes a los usuarios. Pasados quince días o así y sobre todo si no has pagado, dejas de ser destacado. Los perfiles premium son más visibles y me imagino que los del pase zen también. Pero hay una forma de combatir eso también: Mantente online.

Sí, aunque no vayas a estar delante del ordenador o estés navegando por otras páginas, deja la web de Meetic abierta con tu sesión iniciada. Entonces tu perfil aparecerá entre los perfiles online y tendrá más presencia. Garantizado. Eso sí, perderás posibilidad de responder en el chat, pero si no pagas de todos modos sólo podrías haber contestado a los premium y puedes devolver el interés con un flechazo más tarde.

6.- Ponte una foto de perfil. Mucha gente tiene reparo en ponerla, pero muchos usuarios en las búsquedas seleccionan la casilla "Sólo perfiles con foto" y en general no prestan atención a perfiles sin foto. Si te da mucho, mucho apuro poner tu foto, puedes poner fotos de cosas que sean importantes para ti, también pueden decir mucho de una persona.

7.- Crea un cuestionario y, si la persona te interesa, envíale el cuestionario porque ¡¡atención!! al final del cuestionario existe la posibilidad de dejar una nota. Si eres una chica y no pagas, podrás responder al cuestionario y, al final, dejar una nota con tu dirección de correo electrónico y/o la forma de ponerse en contacto contigo.

8.- Demuestra tu interés enviando flechazos (una de las pocas cosas que aún podemos hacer las chicas). Si el chico te envía un flechazo y te interesa, devuélvelo. Si te envía un e-mail y no puedes leerlo, envíale un flechazo y/o tu cuestionario y así sucesivamente. Se trata de demostrarle que estás interesada, a ver si se devana los sesos en encontrar la forma de contactar contigo y ¿quién sabe? igual se pone a buscar en Google, llega a este blog y se entera de cómo agregarte en el messenger!!

9.- Ya como consejo personal, tómate tu tiempo en rellenar el perfil. No es necesario que rellenes cada una de las mil preguntas, pero sí rellena muchas de ellas y, sobre todo, prepara una presentación de ti mismo. Para mí (y me imagino que para muchas otras chicas será también así) un perfil vacío es sinónimo de "estoy aquí para mirar" y yo automáticamente ya no hago caso a ese usuario.

10.- Meetic Affinity. Como esta página hermana no tiene tantos usuarios, con bastante frecuencia dan fines de semana gratuitos (sin renovación automática, sino gratis para todos) y puedes explorar perfiles. Por eso, te recomiendo que te des de alta en Meetic Affinity con el mismo nick que en Meetic (se puede). Además de los fines de semana gratis, en los e-mails aunque no puedas leerlos, sí puedes dar a "Responder" y entonces puedes leer la primera frase del e-mail que te han enviado, por lo que es un buen lugar para poner tu dirección de correo electrónico ;)

Por último, os animo a difundir esta entrada todo lo posible (eso sí, con links, no con copia y pega, gracias) para que seamos muchos los que utilicemos sobre todo las estratagemas 1, 2, 3 y 4. Cuanta mayor difusión tenga, más gente se pondrá el mismo nick en Meetic y en hotmail, y más gente sabrá cómo agregarnos sin necesidad de pagar a Meetic (o pagando lo mínimo) y cómo hacernos llegar su dirección de e-mail.

Eso sí, todo lo que le quitemos a Meetic, se lo damos al Sr. Gates pero bueno, al menos (de momento) sus servicios son gratuitos...

Finalmente, para no caer en la trampa de las renovaciones automáticas y que no te pase lo que a mí, asegúrate siempre por escrito o mediante prueba física de que te han dado de baja.

Sinceramente, espero que le saquemos el máximo partido a todo esto y, si pagamos, paguemos lo mínimo a la gente de Meetic, por deshonestos y timadores.

EDITO (19/01/2013):

He descubierto recientemente un truco que puede venir muy bien para esos chicos que han pagado sólo la afiliación normal y escriben e-mails pero, al no ser premium, las chicas que no hayan pagado no pueden leerlos. Consiste en poner tu número de teléfono veladamente en el asunto del e-mail.

Las chicas que no pagan sí pueden ver los títulos del e-mail, aunque no puedan abrirlos. Entonces, consiste en poner de título, en lugar del "hola!!" habitual,: 666zs555st444rw (donde "666, 555 y 444" se sustituirían por el número de teléfono del chico, claro...)

Es un poco arriesgado darse los teléfonos tan pronto, pero se puede usar Whatsapp como chat y es una solución para ponerte en contacto con esa persona que te interesa. ¡Suerte!

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El regalazo

Que sí, que desde la gymkana ha llovido un par de diluvios, pero es que entre comprar el libro, hacérselo llegar a los chicos de Brainstorming, que lo dedicaran y lo enviaran y el trámite de Correos (que proporcionalmente es lo que más tardó) sumados a mis vacaciones y mi semana de viaje pasada, no ha habido posibilidad de publicar esto antes. Pero ahora ya está! Aquí os dejo aquí la foto del regalo que se llevó Dan-Dan por quedar segundo en el concurso de la gymkana (os recuerdo que tanto Ya es casi viernes, que fue el ganador como Oligoqueto, que quedó tercero, renunciaron a sus respectivos premios).


Dan-Dan se llevó como premio un libro (leed la sinopsis que es para partirse) y una postal (que resultó ser también un punto de libro) dedicada por los brainstormianos et moi. Y en la foto Dan-Dan, muy amablemente, nos da las gracias. ¡¡Gracias a ti!!


P.D.: Espero en breve poder subir la foto del premio a Adriano, el pingüino enano por su triunfo en el Concurso "Teorema de Pitágoras de una Soltera".


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