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Javi. Primeros instantes de intimidad.

El día siguiente a esa primera cita, el Sábado, las posibilidades de quedar eran muy limitadas. Yo tenía un evento al que asistir por la noche y él tenía que hacer de anfitrión de sus padres y además era el fin de semana previo a la entrega de su proyecto y aún no había terminado.

La noche había sido un tanto "atípica" por lo que después de levantarme (trágicamente) a las 9.30h para ir a jugar al frontón, me preguntaba si ahora más en frío, las cosas iban a ser como las habíamos dejado la madrugada anterior: con el deseo manifiesto por parte de ambos de que pasara algo entre nosotros.

Con el fin de no obsesionarme con saber el final pospuesto de nuestra cita (a veces me pasa cuando estoy impaciente por saber el desenlace de una situación) decidí dejarme el móvil en casa para que no me tentara mirarlo cada 5 minutos.

Estaba muerta de sueño y, a la vez, tenía esa chispa de la emoción de saber que hay algo nuevo, distinto, en tu vida. De esta guisa me fui a jugar. No hace falta ser Sherlock Holmes para adivinar que no di pie con bola, pero al menos me entretuve. Eso sí, sudar sudar, lo que se dice sudar...

En fin, al llegar a casa a mediodía, haciéndome la indiferente, cogí el móvil: 0 mensajes, 0 llamadas perdidas. Mi gozo en un pozo.

Una cosa que he aprendido con la edad (y las relaciones frustradas) es que hay que dejar que las cosas fluyan y no forzarlas. Yo, apasionada y entregada como pocas, esto lo he tenido que aprender a base de golpes. No es que yo me hubiese propuesto en mi pasado forzar las cosas y exprimirlas, sino que a veces me cuesta tanto no dar, no expresarme o simplemente no decir "hola, me acuerdo de ti"...

Así que con este aprendizaje forzoso, no llamé ni envié un mensaje. Respiré hondo y decidí mantenerme ocupada. Y ¡funcionó! Me escribió reprochándome que no le hubiese dicho nada en toda la mañana. A este mensaje siguieron muchos otros en los que dábamos vueltas al tema de quedar pero ninguno se atrevía a dar el primer paso y proponerlo. Finalmente él se lanzó y me dijo que necesitaba verme lo antes posible. Yo le respondí que cuándo era para él lo antes posible y me dijo: "En una hora estoy ahí".

Quedamos en mi casa porque en la calle hacía mucho calor y, ocultamente (o no tanto), porque queríamos intimidad.

Me puse nerviosa, llevábamos todo el día hablando de besarnos, de las ganas que teníamos y de las perspectivas de dónde eso podría llevarnos.

Me fui corriendo al supermercado y compré cervezas y refrescos y las metí un rato en el congelador. Me llevé ropa para cambiarme y a toda prisa, limpié lo mejor pude (es decir, bastante mal) todo lo que había visible. Terminé justo cuando él llamaba al interfono y corriendo me cambié para estar presentable.

Le abrí la puerta preguntándome cómo nos recibiríamos. ¿Nos besaríamos de buenas a primeras? ¿Nos daríamos dos besos protocolarios? La respuesta no tardó en llegar: "Hola" -dos besos-...

Pasó a mi comedor y en seguida agradeció que yo hubiese puesto el aire acondicionado. Sólo teníamos una hora y media antes de que me tuviera que ir hacia el acto que iba a ir a ver (para una vez que tengo plan...). Le ofrecí una cerveza por romper el hielo. Él aceptó. Nos sentamos en el sofá.

- Puesss... qué bonito tu piso...
- Puesss... sí, la verdad es que me encanta...
- Uy, qué fresca la cerveza, qué rica.
- ¿Sí? ¡Me alegro!
- Lalala...
- Lalalalala....

¡¡Qué cortados los dos!! Para provocar su reacción, me senté un poco lejos de él y entonces empezó el tonteo.

- Qué lejos te sientas de mí, no?- me dijo.
- ¿Querrías que me sentara más cerca acaso?
- Sí, vente hacia mí y pégate.
- ¿Por qué no vienes tú?
- Anda...

Y fui y me senté a su lado. Lo que él no sabía es que eso tenía un precio: ahora él iba a tener que dar el primer paso. Ea!

En vista de esta actitud (yo ahora le miraba divertida, como quien controla la situación), él empezó a preguntarme si es que él iba a tener que llevar la iniciativa. Ni corta ni perezosa le miré de frente y le dije que sí, ¿o acaso no era yo una dama? "Pues no me parece bien", me dijo. Yo me reí y le dije con la más seductoras de mi sonrisas: "El que lo quiera que se lo gane". Él murmuró: "qué malísima eres...".

Y entonces me besó. Javi tiene una boca muy bonita, con unos labios muy carnosos y la verdad es que me gustó mucho su beso. Empezamos con besos pequeños, cortos, blandos, de tanteo. me gustaba su forma de besar, mucho y poco a poco fuimos apasionándonos más. Tanto, que al mover una pierna para "acomodarme" le di sin querer a la cerveza y ¡la desparramé toda en la mesita de café! Medio segundo y un "mierda!!" al unísono después, estaba corriendo a la cocina a por un trapo para limpiarlo. Él se partía de risa en el comedor por mi repentina aflicción, pero es que la pobre mesita ya ha sufrido lo suyo en su corta vida.

Una vez que la situación estuvo bajo control, él me agarró por la cintura desde atrás y empezó a besarme el cuello, de arriba a abajo con besos suaves y sensuales con esa boca tan apetitosa suya...

El resto, es historia...

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Cosas raras que tiene Internet

Estos dos últimos días he recibido para mi sorpresa y alegría muchas más visitas a mi blog de las que creía que recibiría en total cuando lo empecé.

He estado escribiendo algunos posts en un foro y al parecer a uno de los foreros le pareció interesante lo que escribía, así que me agregó como amiga en su red y me envió algunos mensajes privados. Finalmente me pidió mi msn y yo, con mi sempiterna idea de conocer a la máxima gente posible, por supuesto se lo di.

Chateamos a lo sumo dos horas, juro que no fue más. Me parecía un buen chico de Madrid con cosas que aportar. Me dijo que yo le parecía "muy , muy interesante" pero ni siquiera se me ocurrió que estuviera tonteando conmigo. ¡¡No nos conocíamos de nada!! Al día siguiente él al parecer leyó mi blog y llegó a la parte de mi reencuentro físico con Javi.

Me dejó un comentario que no vi necesario publicar en la entrada por ser absolutamente personal: "estaba, bueno, tenia un 100 % de ganas de conocerte, no se, ahora ya tengo un 20 %, que te vaya bien."

Le vi conectado en el messenger y le pregunté que a qué venía esto. Me dijo que no le había gustado lo que había leído, que lo llamara "celos tontos" si quería. Le recordé que me había conocido el día anterior.

Su respuesta fue que yo había perdido interés para él, que lo sentía pero que no creía que yo fuera la mujer de su vida. "Suerte con la búsqueda de tu chiquillo perfecto" me dijo. Alucinante. Por supuesto, ya le he borrado de mi msn.

¿Acaso yo quería ser la mujer de su vida? ¿Acaso alguien puede decidir tanto si una persona es o no la persona de tu vida en dos horas de conversación escrita o en base a algo que había pasado antes inlcuso de que le conociera? A la vista de esto, ¿no tengo yo razón cuando digo que en Internet pasan cosas raras...?

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Javi. El principio.

Javi fue mi quinta cita. Dicen que no hay quinto malo y ciertamente así fue... al menos al principio.

Un día decidí que estaba harta de Meetic, de mis intentos frustrados por conocer gente. Ese día apareció Javi en mi bandeja de entrada. Me envió un e-mail en el que me invitaba a conocerle. Me gustó su estilo al escribir. Leí su perfil y parecía prometedor: soltero, licenciado, de Castellón, mismos gustos musicales, etc.

Le respondí dándole mi dirección del msn ya que al no estar yo suscrita en Meetic no íbamos a poder hablar. En lugar de chatear, empezamos a enviarnos e-mails cortitos. Estuvimos así todo un viernes. Fue el 12 de junio.

Leí su último e-mail del día y no parecía implicar una continuación, así que supuse que ya seguiríamos hablando por messenger. Pero resulta que no me agregó. Caí en la cuenta al día siguiente, el sábado, pero decidí que "a saber..." Al fin y al cabo, había aprendido que los designios de los mundos de internet son inescrutables...

Casi me había olvidado de la decena de e-mails que nos habíamos enviado el viernes, cuando el lunes me escribió de nuevo:

"Hola....

Estás por aquí?

Eres real? jeje"

Le contesté diciéndole que sí, claro que era real pero que él no me había agregado en el messenger. Confesó entonces que se le había olvidado, no cayó en la cuenta, sólo estuvo esperando mi e-mail, pendiente de su bandeja de entrada.

Ese día sí chateamos por la tarde. La conversación era muy amena, rápida, a ver quién era el más hábil y el más ocurrente hablando. Fue una de esas (pocas) veces en las que conectas con una persona y enseguida notas que hay feeling.

Él era bastante reservado para contarme cosas personales. Me dijo a qué se dedicaba, pero no me dijo dónde trabajaba, ni me dijo sus apellidos. El remitente en sus correos siempre son sus siglas. Sin embargo, en esa misma primera conversación "online" me dio su número de teléfono y le dije que si quería le podía llamar un ratito mientras paseaba a mi perrita.

Le llamé y estuvimos hablando. A mí me pareció más tímido de viva voz, estaba como nervioso, hablando muy deprisa. Aún así me hizo gracia.

Lo de enviarnos e-mails continuamente se convirtió en un hábito (hoy por hoy, después de nuestro reencuentro también) y a ello se le sumaron los sms. Era muy divertido y ocurrente. Estuvimos así una semana entera pero él ya empezaba a quererme conocer en persona.

Él tenía una historia amarga a sus espaldas. Su novia durante muchos años y con la que estuvo viviendo varios de ellos, le dejó un buen día, sin más hacía ahora un año y medio. Lo pasó muy mal (creo que aún sufre) y, en cierto modo, pareciera que yo le daba esa ilusión que él creía perdida.

Sus mensajes eran ya bastante serios, en el sentido de que tenía muchas expectativas puestas en lo que pudiera surgir entre nosotros. A mí por mi parte, me agradaba mucho, aunque me sentía bastante escéptica dadas mis experiencias anteriores.

Finalmente quedamos ese mismo viernes 19. Sus padres habían ido a hacerle una visita, así que decidimos quedar después de cenar (para que él pudiera cenar con ellos).

Al principio dijimos de ir a tomar algo a los chiringuitos de la playa para "dar un paseo romántico por la orilla después". Pero cayó un tormentón de verano que dio al traste con nuestros planes. Al final decidimos ir a tomar algo cerca de mi casa.

Me recogió en su coche (gracias a Dios no era un BMW esta vez) y todo pareció fluir con normalidad.

Hablamos de muchas cosas: deportes, política, música, cine... Y parecía que había complicidad entre nosotros. Sin embargo advertí ya entonces algo que finalmente sería determinante para nuestra "relación": Javi es una de esas personas obstinadas con las que es sumamente díficil discutir, de las que opinan que sólo su punto de vista es el válido y en cierto modo ningunean a su "oponente". Hacer que estas personas cedan en sus argumentos es una quimera.

El problema fue que no lo interioricé. Fue un destellazo que me vino a la cabeza en un momento en el que debatíamos sobre política y la conversación iba subiendo de tono (yo soy muy apasionada para todo, para mis ideales también). Llegamos a ese punto en el que piensas: "un paso más y nos ponemos a discutir acaloradamente". Entonces le miré a los ojos con una semi-sonrisa y justo en ese momento fue cuando vi que él no iba a retroceder. Ahí tuve el destellazo. Así que le dije: "Vamos a dejarlo estar. Está claro que yo soy una utópica y tú un escéptico. Cambiemos de tema, sí?".

A partir de ahí la conversación volvió a fluir alegre y rápida como hasta ese momento. Tanto que llegó la hora de cerrar el pub en el que estábamos y nos echaron.

Salimos a la calle y llovía a mares otra vez. Fuimos corriendo hasta su coche y mientras yo pensaba en si me había gustado la cita, si me había gustado Javi y en qué estaría valorando él en ese preciso instante.

No tuve que esperar para ver que él estaba bastante a gusto, ya que al entrar en el coche no arrancó para llevarme a casa, sino que encendió el aire acondicionado (hacía un bochorno horrible por la lluvia a pesar de ser más de la una de la madrugada) y puso música. Decidió demostrarme porqué Extremoduro estaba injustamente valorado por la gente. Reconozco que yo apenas había oído cosas de este grupo y lo que Javi me puso me hizo darme cuenta de que era cierto que albergaba prejuicios en contra de su música.

Él me puso un CD con el que él había superado su ruptura y las letras me parecieron lúgubres y tristes. Entendí porqué le gustaban para esa época en concreto de su vida. Javi las cantaba y eso me gustó mucho, me gusta cantar y me gusta la gente que canta y él lo hace bien además.

Y seguimos hablando y hablando. Había ciertas miradas, algunos momentos en los que parecía que podía pasar algo entre nosotros. Yo era consciente de que no sentía el rechazo que había sentido estando con los otros: Edu, Jose...

La noche fue pasando velozmente. No éramos muy conscientes de la hora hasta que de repente, empezó a sonar un pitido y la música se apagó. "Oh, oh..." dijo él e intentó arrancar el coche. No arrancaba. Se había quedado sin batería en su coche nuevo. Eran las cuatro de la madrugada.

Fue el momento más divertido de la noche. Le estuve haciendo bromas todo el tiempo, diciéndole que yo me podía ir andando a casa sin problemas. Él estaba medio divertido, medio preocupado y me decía que ahora ya tenía otra anécdota para mis citas de Meetic. 45 minutos después por fin llegó la grúa. Le pusieron las pinzas y el coche arrancó sin problemas. El gruísta dijo que deberíamos estar por lo menos tres cuartos de hora dando vueltas con el coche en marcha sin pararlo para que se recargara la batería.

Ni corto ni perezoso, Javi arrancó y se puso a dar vueltas por Castellón, por las rondas. Le dije (de broma) que en qué momento me había ofrecido yo a dar vueltas durante 45 minutos, que me dejara en casa que estaba muerta de sueño. Él no dudó ni por un instante en decirme: "Estamos juntos en esto. Ahora me acompañas".

Ronda arriba, ronda abajo decidimos alargarnos hasta el Grao, para ver al menos la playa a la que no habíamos podido ir a pasear. Llegando a una rotonda, el pánico: control de la Guardia Civil. Javi se gira y con cara de susto me dice: "Y si me hacen parar, ¿qué? No volverá a arrancar el coche! No me han parado en la vida y me tienen que parar justamente hoy!!" A mí me entró la risa. "Puessss... Tendrás que explicárselo." Le dije con sorna.

Por suerte no era un control, alguien se había comido una rotonda y la había hecho recta, así que no nos pararon, pudimos pasar sin problemas con gran alivio.

Después de llegar hasta Benicassim y volver, ya habían pasado los 45 minutos. Eran más de las cinco y media de la madrugada y me dejó en casa. Nos dimos dos amables besos con el motor en marcha y me fui.

Apostaría a que él aún no había llegado hasta su casa cuando me envió un sms: "Valoración?". Le contesté que había estado muy a gusto y que me lo había pasado muy bien.

Me respondió al minuto preguntándome si había esperado que él fuera un poco más atrevido, que me hubiese besado en marcha o algo así. Me hizo gracia. Le dije que la noche había estado genial y que las cosas pasan cuando tienen que pasar.

"Te habría gustado?" me preguntó. "Sí" le respondí.

Él me dijo que se moría de ganas y que si no fueran casi las 6 de la madrugada, volvería corriendo desde Torreblanca sólo para besarme. Fue un momento muy bonito, ése en el que se confirma que le gustas a alguien y que ese alguien te gusta a ti. Finalmente, derrotados por el sueño, acordamos que intentaríamos que ese deseo se hiciera realidad lo antes posible...

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Reencuentro físico

Sí, esta vez el reencuentro fue físico.

Ayer quedé con Javi después de casi 3 semanas sin vernos.

En este punto creo que es importante que matice que Javi es la primera persona con la que he tenido una cita y no he sentido un fuerte rechazo y aunque ahora sé que tampoco será el hombre de mi vida, lo cierto es que me siento a gusto cuando estoy con él y no veo porqué no podemos tener algo "light".

Él me estuvo enviando e-mails toda la mañana y quería quedar conmigo pero resultaba que tenía la agenda apretadísima y sólo tenía libre para mí el jueves (hoy). Siguiendo mi máxima de "yo ya no me regalo a nadie" le dije que precisamente el jueves yo tenía clases de baile, así que no íbamos a poder quedar.

Os podéis preguntar que porqué le mentí, pero fue porque necesito que comprenda que no vamos a quedar cada vez que a él, Mr. Ocupado, le venga bien, que no se le ocurra ni pensar que me tiene cuando quiera.

Por la tarde me estuvo enviando mensajitos al móvil y al final me pidió vernos aunque fuera un ratillo cuando él saliera de trabajar, a las 19h (a las 19:30h había quedado con sus amigos en su casa para pasar la tarde y cenar).

Yo le dije que de acuerdo, que dónde quedábamos y entonces él me dice: "En tu casa a las 19h". Yo pensé: "Uy, a ver si éste se cree que puede venir a mi casa, camelarme, tener algo de sexo y marcharse a la media hora. La lleva clara". Así que le dije: "Arriba?" y para mi sorpresa contestó: "No!! En la puerta. Sólo es por verte un rato". Confieso que me encantó esa respuesta.

Así que nos vimos. Como hacía tantísimo calor, nos quedamos dentro de su coche con el aire acondicionado puesto. Fue impactante al verle sentir como que no había pasado tiempo desde la última vez (hay que tener en cuenta que lo nuestro apenas duró 2 semanas y llevábamos 3 sin vernos...).

En seguida me acordé de lo que me gustó de él desde el principio: su inteligencia, su sonrisa, la conversación frenética. Otra vez me sentí súper a gusto con él. Hablábamos sin parar de su viaje a República Dominicana, de mis días aquí, etc... Y por supuesto nos echábamos miraditas, sonrisitas... Era evidente que los dos queríamos que pasara algo...

Él empezó a decirme que yo era mala, que le estaba provocando con mi sonrisa y me preguntaba si era él el que tenía que dar el primer paso, a lo que yo dije tajantemente que por supuesto que sí.

Al final nos besamos. Me encanta su boca. Nos besamos durante un buen rato, profunda y apasionadamente. Me gustan sus besos, su forma de abrazarme y sus suspiros cuando le beso con más ardor.

Os aseguro que llegó tarde. Me dijo: "Es posible que te envíe un mensaje luego..." y a mí me hizo gracia. Yo creo que me lo envió nada más llegar a su casa, en Torreblanca. Me dijo que le había encantado lo que había pasado. Yo le respondí que a mí también. Más tarde me envió otro y me dijo: "Te deseo, sabes?" y así estuvimos mensajeándonos un ratito, hasta que me tuve que ir.

Creo que Javi no es el hombre de mi vida ni yo soy la mujer de la suya, pero desde luego es alguien con quien estoy muy a gusto... siempre y cuando no estemos en desacuerdo!!

No sé cómo derivará este asunto, pero tampoco tengo prisa por descubrirlo.

Lo que sí he descubierto es que una de las cosas que me hacen estar tan a gusto con Javi es que cuando estoy con él no pienso en J.

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Top 10 de sueños por cumplir

1.- Ser feliz
2.- Tener mi página web
3.- Montarme una empresa para trabajar desde casa
4.- Encontrar el amor
5.- Perder peso
6.- Escribir un libro
7.- Tener hijos
8.- Estar más sana
9.- Ir de viaje a EEUU y al Caribe
10.- Tener más amigos

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El amor verdadero

¿Existe el amor verdadero? Sí.

Hoy he leído una noticia que me ha emocionado. Cuando tenían 25 años, una chica española y un chico inglés se enamoraron. Después de vivir un año juntos en Inglaterra, ella se fue a París a trabajar y al final perdieron el contacto.

6 años después, él le escribió una carta desesperanzada. La carta decía así:

"Espero que estés bien. Te escribo sólo para preguntarte si te has casado y si alguna vez todavía piensas en mí. Sería estupendo saber de ti, por favor ponte en contacto si puedes."

Como desconocía su dirección, el chico la envió a la dirección materna de ella. La madre, dejó la carta encima de la repisa de la chimenea, pero se cayó por un hueco y permaneció ahí durante 10 años. ¡10 AÑOS!

Un día, al hacer unas reformas, la familia encontró la carta. Ella, que seguía soltera a sus 42 años, aunque no pudo decidirse enseguida, finalmente le llamó llena de nerviosismo. Se encontraron en París sólo unos días más tarde. Dicen que se volvieron a enamorar de inmediato.

Se casaron este viernes...

¿No es amor verdadero el amor que resiste 16 años aún a pesar de no saber nada el uno del otro?
Quiero creer que sí...


FUENTE: El País

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*Auch!!*

YO: - ¡Qué fuerte lo de la mujer que fue madre a los 67 años! Menos de 3 años después ya ha muerto y ha dejado a sus dos hijos tan pequeños huérfanos.

MI ABUELA: ¡Qué barbaridad! ¿Y de qué ha muerto?

YO: De un cáncer.

MI TÍA: Vete a saber si todo el proceso de fertilidad que debió pasar con todas sus hormonas no habrá influído en el desarrollo del cáncer.

YO: Pues sí... Lo que está claro es que tiene el récord Guiness de ser la mujer más mayor del mundo en quedarse embarazada... lo que hace la ciencia hoy en día!!

MI TÍA: Mira!! Pues eso podría ser una solución para ti, así ya no hace falta que te des prisa!.

YO: ** Auch!! **

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¡Más reencuentros!

Hoy me ha escrito Javi.

Ha sido un e-mail corto en el que me contaba que ayer volvió de República Dominicana, que le ha encantado el viaje y que ya estaba trabajando de nuevo. "Ya hablaremos"- ha dicho y se ha despedido con besos.

Podría parecer que esto es bastante normal, pero teniendo en cuenta que rompimos y llevaba por lo menos dos semanas sin saber nada de él, cuanto menos me ha sorprendido...

Y ayer estuve una hora y media hablando con Edu por teléfono. Intenté entrar en su web para terminar los primeros textos que le tenía preparados y vi que la página no funcionaba, así que le envié un sms diciéndoselo, sólo por si no lo sabía. De repente me llamó, salía del gimnasio y estuvimos todo ese rato hablando.

Al principio me recordó porqué no me gustó en nuestra cita, me estuvo hablando de que está a dieta, consiguiendo un cuerpo (más) perfecto. Al menos todo lo perfecto que se puede tener sin meterse esteroides (puajjj!!). En fin, pues eso, Edu, Edu, Edu y más Edu, la casa de Edu, el coche de Edu, el cuerpo de Edu... Tanto es así que con la confianza que nadie me dio, en tono de broma (pero con una intención muy seria), le dije:

- Edu, túmbate en mi diván. Dime, ¿cuál es el trauma que tienes desde pequeñito de cuando te avergonzaste porque tus padres no tenían dinero o de cuando quisiste tener algo y no te lo compraron por el mismo motivo?

- ¡Jajaja! Pues sí!! Cuando de pequeño pedía 5 duros para ir al kiosko, me hacían todo un interrogatorio!!! - me contestó.

Pero la verdad es que después la conversación fue girando y reconozco que en el fondo Edu es un chico muy dulce... demasiado materialista a mi gusto, pero tiene un fondo bueno y se le nota. Es una persona que se hace querer.

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Jose.

Jose fue mi cuarta cita de Meetic y con diferencia la peor. Si habéis leído entradas anteriores, bueno, concretamente la de Manu el Depredador, podréis pensar que eso es imposible, pero os aseguro que no fue así ya que al menos saqué algo de mi cita con el escultor: una fuerte sensación de confianza en mí misma. Con Jose me quedé exactamente igual, indiferente, como si esa cita nunca hubiera existido.

Habíamos contactado hacía un tiempo. A mí me llamó la atención su forma de escribir, con mucho estilo y muy correcta tanto gramatical como ortográficamente. Él me había enseñado algunas cosas que había escrito y habíamos hablado unas cuantas veces por teléfono. Jose es de Valencia y tiene 39 años.

Un día entre semana decidimos quedar ese sábado para tomar algo y cenar. La verdad es que a mí no me apetecía mucho. No teníamos una relación muy habitual y me daba un poco de "corte", pero aún así accedí porque pensé que sería una buena velada. Sinceramente, quería intentar quedar con gente más mayor después de lo inmaduro que me había parecido Edu.

Sin embargo me llamó el viernes para decirme que se acababa de acordar de que el sábado jugaba el Valencia contra el Madrid. Yo, ilusamente, pensé que lo que le pasaba es que quería verlo y le dije que no se preocupara, que como a mí me gusta mucho el fútbol (y soy del Madrid), podíamos ir a verlo antes de cenar a algún sitio, sin problema. Él titubeó y me dijo: "Ya... pero es que... juegan en Valencia... y soy socio...". Entonces lo comprendí: quería ir a ver el partido a Mestalla.

- Ok, no hay problema - le dije. Y acabamos quedando el domingo.

Llegó tarde (¿soy yo la que inspiro que mis citas se retrasen?) y llegó también con su BMW (éste no era un deportivo, sino un coche familiar). Nada más sacar la pierna para bajar del coche lo primero que vi fue una mancha de aceite enorme en sus vaqueros viejos. Daba la impresión de que la última vez que esos pantalones vieron la lavadora, Franco aún gobernaba.

Era un contraste raro, de cintura para arriba venía muy arreglado, con el pelo repeinado con fijador y una camisa azul marino (¿o era negra?) muy bonita. Sin embargo los pantalones (que le venían grandes) daban grima y los zapatos estaban sucísimos, llenos de barro seco por los lados. Y eso sí, de aspecto me pareció muy mayor, mucho más de los 9 años que me sacaba.

Puede que parezca que me fijo demasiado en esas cosas, pero no porque les otorgue especial importancia, sino porque:

a) Soy muuuy observadora.
b) Considero que una imagen vale más que mil palabras.
c) Creo a pies juntillas eso de que no hay una segunda oportunidad para crear una buena primera impresión.

¿O es raro que uno piense que la primera vez que va a ver a alguien tiene que tener un buen aspecto? Obviamente no me refiero a que tienes que ir como si fueras de boda, pero sí que opino que la otra persona va a recibir mucha información mía sólo con ver mi aspecto. Eso significa que yo obviamente pensé que Jose era un poco descuidado, poco aseado y que no parecía estar muy preocupado de lo que yo pudiera opinar al verle.

En vez de ir en coche hacia donde yo había pensado tomar algo, decidió que fuésemos a pie. Le advertí de que eran unos 15 minutos y dijo que no le importaba, pero cuando llevábamos 10 minutos andando, ya se estaba quejando de lo lejos que estaba el sitio. Estuvimos tomando algo mientras estaba jugando el Villarreal contra el Barcelona, así que prácticamente sólo hablamos de fútbol.

No había nada de química. No es que yo estuviese esperando sentirla, ni me estoy refiriendo a química en plan sexual, pero es que no había ninguna conexión entre nosotros: la conversación no fluía, nos quedábamos a ratos en silencio, sin saber de qué hablar. "Aburrimiento", ésa es la palabra.

Quizás debimos dejarlo ahí, pero nos fuimos a cenar. Supongo que a los dos nos sabía mal decir en voz alta: "oye, mira, esto no funciona".

El restaurante estaba al lado de donde estábamos tomando algo. Llegamos, pedimos y seguimos "charlando". Él me contó un par de anécdotas divertidas de sus viajes y esa parte estuvo bien, aunque una anécdota acerca de un viaje a Ibiza se hizo demasiado larga y repetitiva, como si los dos temiéramos que al terminar nos íbamos a quedar sin tema de conversación.

Él empezó a mirar el reloj de vez en cuando. Yo, más disimulada, veía la hora en su móvil, que estaba encima de la mesa. Una vez, mientras yo le contaba algo, él disimuló un bostezo. En definitiva, usando un término futbolístico, estábamos los dos pidiendo la hora.

Llegó la camarera a retirar los platos y preguntó si queríamos postre. Cuando los dos dijimos que no, él se apresuró: "La cuenta, por favor!" Jajaja!! Fue una situación graciosa, porque yo creo que ya no teníamos ganas de alargarlo más ninguno de los dos.

Él no me dejó pagar y nos fuimos. En el camino de vuelta, se quejó otra vez (o mejor dicho, varias veces) de lo lejos que había aparcado. Llegamos al coche y ahí sí me pareció que él quería alargar un poco la cita, pero juro que yo no tenía ningunas ganas, así que le dije un "buenas noches", le di dos besos y me fui.

Jose desapareció de mi vida sin dejar ningún rastro. No eché de menos nuestras conversaciones ni por chat ni por teléfono. Es un fenómeno raro que pocas veces (o ninguna) me había pasado. Simplemente desapareció.

Por supuesto, tampoco volvimos a quedar.

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Top 10 de pistas que en una cita te dicen que él no es "ÉL"

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En mis cinco citas a ciegas (guauuu) a través de Meetic he hecho una recopilación de las diez cosas más molestas (al menos para mí) que pueden ocurrir cuando quedas por primera vez con un chico y que hacen que, aunque quieras darle una oportunidad, percibas clara y fuertemente que no habrá una segunda cita. Juro que absolutamente todas me han pasado:

1.- Que llegue tarde a la cita.
2.- Que venga sin arreglar (por ejemplo, con zapatillas de deporte [de las que tienen cámara de aire, me refiero], con una mancha horrible en el pantalón o con aspecto de no haberse acostado desde el día anterior).
2.- Que decida la comida por los dos.
3.- Que mire el móvil constantemente.
4.- Que mire el reloj constantemente.
5.- Que mire a la camarera rubia constantemente.
6.- Que hable sin parar de sí mismo y las pocas veces que lo hagas tú, tenga esa mirada perdida de quien en realidad no te está escuchando.
7.- Que reprima un bostezo cuando sólo son las 22:00h.
8.- Que de repente te sonría seductoramente de una forma tan preparada que sospechas que la habrá utilizado mil veces para derretir a más de una.
9.- Que hable de su ex.
10.- Que hable de tooooodas sus ex.

Ojo!! No están necesariamente por oden!

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Reencuentro inesperado

Hacía mucho que no hablaba con Edu (mi tercera cita) y ayer, casualmente me lo encontré en el messenger.

En cuanto me conecté me saludó efusivamente. Le pregunté que qué tal le iba por meetic y me dijo que no entraba en absoluto. "No tengo tiempo de ligar", me dijo. Al parecer ha estado súper liado con la página web de su empresa, en la que ha invertido muchísimo dinero y no sólo en la construcción de ésta, sino en publicidad (1.000€ al mes).

Ahora andaba un poco afectado porque la chica que le tenía que escribir los textos le había dejado colgado. Empaticé con él en seguida, porque yo hace tiempo que tengo un proyecto para un negocio por internet y cuando ya me puse a llevarlo a cabo, el chico que me tenía que programar la web me dejó colgada.

Entonces me ofrecí a escribirle yo los textos (cobrando, claro) y al final nos pusimos de acuerdo y voy a hacerlo. Esto me viene muy bien, porque la empresa de Edu es de hostings, dominios, etc. y espero que algún día cuando mi web esté hecha, él pueda ser flexible conmigo también :)

En fin, la verdad es que fue agradable charlar con él un rato. Me estuvo enseñando diseños de la navegación de su web y le estuve dando mis consejos. Al cabo de una hora, más o menos, me despedí de él para ir a pasear a Monsoon.

La verdad es que Edu siempre ha sido un chico muy agradable, ya iré contando qué tal funciona nuestra "colaboración".

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No todos los días son domingo.

Pues no, hoy es lunes. Yo soy un poco como Garfield, odio los lunes.

Éste viene revolucionario, lleno de nuevos propósitos: de hoy no pasa que renuevo la cuota del gimnasio, retomo la dieta y me compro dos bikinis y unas sandalias. Ea.

Finalmente el viernes pasado no fui a la actuación de mis amigos (como en realidad siempre supe que pasaría... o NO pasaría en este caso...). Fui al cine con mi hermano y su novia a ver "Última casa a la izquierda" (no, no la elegí yo... ). La película fue ignominiosa, infame y totalmente innecesaria. Por favor, no os gastéis ni un duro en verla, no sea que hagan la segunda parte... Yo por suerte fui gratis.

El caso es que en parte fui al cine para estar más animada para ir a ver la actuación. Sabía que si me quedaba en casa, iba a ser absolutamente imposible estar despierta a la una de la madrugada. De hecho, me arreglé y todo para no tener luego la excusa de que así no podía ir a la discoteca a verles. Sin embargo cuando salí del cine (más cabreada que menos por la peli), estaba derrotada de cansancio y aunque llegué hasta el chiringuito donde actuaban, cuando no encontré sitio para aparcar total y literalmente me rajé.

El sábado fue un sábado normal. Mis padres, mi hermano y yo fuimos a mi piso a comer. Un rato de piscina, un par de partidas de cartas, pasear a Monsoon y telepizza para cenar. Para no variar me quedé dormida en el sofá viendo una peli y me arrastré como puede hasta la cama.

Al menos dormí en mi piso y eso me dio cierta sensación de estar haciendo "algo distinto".

El domingo, lo habitual: paellita en el maset, deportes en la tele y otro par de partidas a las cartas.

Y así llegamos al lunes, al lunes revolucionario que cambiará seguro el rumbo de mi vida... ¿o no?

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¡Es viernes y tengo plan!

Normalmente mis planes nocturnos para el fin de semana siempre son los mismos: Ninguno.

De vez en cuando (y sólo de vez en cuando) alguno de mis amigos con pareja decide hacer algo súper emocionante, revolucionario e innovador como organizar una cena en casa para jugar al Party y ese día tengo plan. Pero normalmente no es así. No sólo tengo a todos mis amigos emparejados sino que además son más caseros que la lamparilla de mi cuarto... (como diría algún amigo mío andaluz)

Hoy sin embargo, va a ser un día diferente, yujuuu! Unos amigos míos (pareja, claro está) bailan hip hop y esta noche van a actuar en un chiringuito de la playa, así que probablemente iré a verles.

Digo "probablemente" porque la actuación es a la una y media de la madrugada y nadie más quiere ir. Ellos estarán allí antes por su cuenta con su grupo de baile y estarán a lo suyo. Así que la perspectiva de estar allí sola en el chiringuito esperando (la última vez acabaron bailando a las tres de la madrugada) no es muy alentadora...

Pero oye, veamos el lado Coca-Cola de la vida: ¡al menos tengo plan!

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Edu.

Edu fue mi tercera cita y a priori probablemente la más deseada.

A pesar de que mi idea no es para nada encontrar al amor de mi vida por Internet sino más bien conocer gente, distraerme y hacer "cosas distintas", confieso que Edu llegó a embelesarme de algún modo.

Él dice que fui yo quién contactó primero con él. Sinceramente, no lo recuerdo. Yo sé que él me escribió un e-mail y que yo le di mi dirección de messenger para que pudiésemos chatear.

Así empezamos a hablar y la conexión fue muy grande, tanto que él me dio su teléfono prácticamente en seguida y eso que decía que no se lo daba a nadie.

Hablábamos cada noche durante horas. Recuerdo estar yo de viaje de trabajo en Mallorca y pasarme las horas nocturnas hablando con él. Era un chico muy dulce y muy alegre, aunque a veces me parecía un tanto engreído. Por ejemplo, casi siempre hablábamos de él y, aunque él se hacía el tonto, se le notaba a la legua que se sabía muy atractivo.

Y ciertamente lo era! Aunque eso no me llamaba especialmente la atención de él. Nunca me he sentido atraída por "guapos convencionales". Y menos esos que tienen bíceps de gimnasio y el pelito cortado perfectamente a la moda. Me suelen gustar más los chicos más normales, de aspecto más cálido, de esos que no parecen que si les abrazas te vayas a hacer daño!

Por fin un día, después de estar hablando durante 6 horas seguidas por teléfono, decidimos quedar. La verdad es que me puse muy nerviosa e incluso planeé qué ponerme, dónde ir a cenar...

Sin embargo la velada no resultó como a mí me habría gustado. Él no pareció estar tan interesado como yo en esa cita, ya que salió bastante tarde de Valencia (sí, éste se dignó a venir él) y se notaba (y aparte me lo dijo) que llevaba la misma ropa todo el día.

En fin, llegó casi una hora tarde y pasó a recogerme con su BMW deportivo. Reconozco que el coche ya no me gustó, me pareció un coche incómodo que alguien se compra en gran parte para presumir. Y la verdad es que también me pareció un coche que se compraría alguien poco maduro ya que si bien es bonito, no es un coche elegante o con clase, sino un coche para correr y lucir.

Espero no parecer superficial con esto, pero sí pienso que de alguna forma el coche que elegimos comprar lo elegimos en base a alguna premisa, no? Yo por ejemplo, me compré un Yaris porque es un coche pequeño, que puedo aparcar en casi cualquier sitio, con tecnología japonesa y que además me salió tirado de precio. Sacad vuestras propias conclusiones...

Una vez dentro del coche, de camino al restaurante, constaté que tenía una sonrisa impresionante... pero me pareció un poco inmaduro. Seguro que pensáis que después de tantas horas hablando, cómo me lo podía parecer precisamente ahora, pero eso es lo que pasó. No sabría decir porqué le notaba tan diferente, pero el caso es que así era.

La cena estuvo bien, aunque él habló el 80% del tiempo (y eso que generalmente yo no callo ni debajo del agua!!). Le llevé a un restaurante brasileño y a él, que nunca había comido en esta clase de sitios, le encantó.

La cena se alargó y cuando ya cerraban el restaurante decidimos marcharnos. De camino al coche me di cuenta de repente de que yo no había intentado flirtear con él ni una sola vez. Es decir, nada de miraditas, de sonrisas pícaras, de frases con doble sentido... Nada. Cero. Qué raro, no? Un chico guapo, simpático, con una sonrisa de las que seguro derretirán a cientos de chicas... y no me nació ni por un momento.

Tras este descubrimiento me di cuenta de que estaba realmente cansada. Había sido un día muy largo y con bastante nerviosismo y ahora toda mi energía me estaba abandonando. Y mientras yo pensaba esto, llegamos a su coche. Para mi sorpresa no arrancó, sino que se reclinó un poco en su asiento y siguió hablándome de su empresa. "Está claro que le apasiona" pensé y eso me enterneció... pero como un cariño fraternal. Le di algunos consejos sobre todo en lo que a dirección comercial y gestión en general se refiere, pero empecé a sentir los párpados realmente pesados, apenas podía tener los ojos abiertos.

He tenido "bajones de sueño" en más de una ocasión, generalmente en la sesión de la una de la madrugada de una peli mala o después de cenar, ducharme y tumbarme en el sofá, pero jamás me había pasado en medio de una conversación!! Lo pasé mal intentando disimular y me sabía mal también decirle que me llevara a casa, así que aguanté con toooodas mis fuerzas.

Finalmente, a eso de las dos de la madrugada, me dijo de ir a casa a dormir y me pareció la mejor de las ideas.

Lo cierto es que estuve a gusto durante toda la velada (no como en la ocasión anterior), pero él me pareció todo el tiempo muy aniñado y no surgió nada entre nosotros.

Ahora, hoy por hoy, a pesar de que nunca hemos vuelto a quedar, quiero pensar que no tengo mala relación con él, aunque ésta es prácticamente inexistente...

... Y es que, por definición, la química no tiene nada que ver con lo físico...

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Manu (o la historia de un depredador)

Manu fue mi segunda cita. Le había explicado que no estaba interesada románticamente en él y él me había dicho que quería quedar conmigo como amigos.

Me fascinaba la idea de conocer a un artista, ya que este chico es escultor y se gana la vida con ello.

Con la idea de pasar una agradable velada de buena e interesante conversación, acudí una lluviosa noche de sábado a Valencia. Al salir de casa me di cuenta de que no había cogido paraguas y llovía a mares, por lo que le envié un sms diciéndole que se acordara de coger uno.

Yo no he ido muchas veces a Valencia conduciendo, así que no se puede decir que conozca bien cómo entrar o dónde aparcar.

Quedamos en la Estación del Norte y yo estaba contentísima por haberme defendido a la perfección llegando y aparcando en un párking que estaba muy cerquita.

Intentando mojarme lo menos posible, me encontré con él. Nos dimos los dos besos de rigor y nos pusimos en camino al restaurante japonés donde íbamos a cenar.

El paraguas que había traído era ridículamente pequeño, así que los dos nos estuvimos mojando (cada uno un lado) hasta que amablemente me sugirió que me cogiera de su brazo para estar más juntos y que nos abarcara más.

Al poco de empezar a andar, me dijo: "Me alegro mucho de que hayas venido a Valencia, porque yo desde luego no habría ido a Castellón". Me dije: "vaya! interesante..." Y entonces comenzó a contarme que su ex-novia era de Castellón y que él tenía muchos recuerdos vinculados con esa ciudad, por los años que habían vivido juntos allí.

Normalmente no es habitual que un chico en una primera cita se ponga a hablarte de su ex, así que yo lo asocié al hecho de que habíamos quedado "como amigos" y pensé que estaba bien.

En medio de la conversación me dijo: "Yo creía que ibas a pasar con el coche a recogerme por la estación y te habría llevado a aparcar cerca de mi casa. Porque... te vas a quedar a dormir, ¿no?"

Confieso que la pregunta me pilló desprevenida pero me rehice rápidamente y con una sonrisa le dije que no, que no iba a quedarme.

Él entonces me dijo que no lo comprendía, que íbamos a beber vino en la cena y que luego iríamos a tomar una copa y que estaba lloviendo y que me tenía que quedar y así él me enseñaría su obra en el taller que tenía en su casa.

Con mi sonrisa impertérrita, le dije que no pasaba nada, que yo bebería sólo una copa de vino, agua y no tomaría alcohol luego. Él gruñó algo que no comprendí y siguió hablándome de su ex.

El restaurante no era nada del otro mundo y nos sentamos en una mesa que estaba al fondo de todo. Yo estaba espalda con espalda con el cliente de la mesa de atrás y él estaba pegado a la puerta de la nevera donde guardaban los postres. Nos trajeron la carta y decidimos pedir un menú para dos personas.

Él me comentó que el número 5 estaba bastante bien, a lo que yo le dije que el 4 también tenía buena pinta. Se acercó la camarera y preguntó si ya sabíamos lo que queríamos, y él respondió de inmediato: "Sí, el número 5" mientras yo me quedaba a mitad en la frase: "No, todavía no lo hemos decidido". "¡Qué caballeroso!" pensé yo con mucha ironía.

Para más inri pidió una botella de vino y nada para mí por lo que me tuve que apresurar para pedir mi botella de agua a la camarera.

Ya sentados el uno delante del otro, me pregunta:

- ¿Qué tal por meetic?
- Bueno, no hace mucho que estoy... de momento bien.

Preguntarme eso sólo fue una excusa para soltar lo que estaba rabiando por contar. Me dijo que a él le estaba yendo "estupendamente", que había follado (literal) más que nunca en su vida. Empezó a contarme que había quedado con 13 "tías" y se las "había follado a todas en la primera noche". Alardeaba de ello como a quien le ha tocado la lotería... o incluso con más descaro.

Tan descarado era, que al final no pude aguantarme y le dije: "Chico, pues no deberías haber quedado conmigo!! Qué mal que se vaya a romper tu racha!!" Él me miró de una forma un poco rara y de repente volvió a decirme que me tenía que quedar a dormir en su casa, que se iba a hacer muy tarde y que cómo me iba a ir lloviendo y de madrugada hacia Castellón.

Le dije: "Manu, no me voy a quedar a dormir en tu casa" y él contraatacó diciendo que no lo entendía, que no iba a pasar nada entre nosotros porque habíamos quedado en otro plan, aunque se encargó de recalcarme que "vamos, más que nada porque tú no quieres, porque yo follaría contigo la mar de a gusto".

Con mucho sarcasmo le di las gracias por su respeto y comprensión. Él decidió seguir hablando de la monitora de fitness con la que había quedado el fin de semana pasado o con la otra con la que quedó el martes y repitió el jueves. Intercalaba estas historias con comentarios acerca de que tiene un problema con el sexo porque a su ex le había puesto los cuernos nosécuántas veces. Él sospechaba que por eso ella ya no quería nada con él. Yo no podía estar más de acuerdo.

A todo esto, no hacía más que decirme que subiera a su casa a ver su obra. A mí no me quedaba la más mínima duda de qué clase de "obra" suya me quería enseñar.

En mi fuero interno no entendía que alguien intentase ligar de ese modo. ¿En serio es posible? ¿Puede alguna chica sentirse tentada a acostarse con un chico así? ¿Es algo rollo enfant terrible?
A mí me daba más bien grima que no otra cosa...

La noche avanzaba, él la hacía aún más insoportable con detalles como darme de comer en la boca. A estas alturas, si no me había invitado 20 veces a subir a "ver su obra" no me había invitado ninguna. Al final ni sonrisa ni nada, puse mi "mirada asesina" y le dije: "No insistas más, no voy a subir".

Él entonces me dijo que sólo era para enseñarme sus esculturas. Yo le dije que si nuestra "amistad" seguía adelante (cosa que por supuesto yo sabía que no iba a pasar), subiría en otra ocasión.

Entonces cambió de táctica. "Pero es que... si no subes hoy, no te puedo decir cuándo vas a poder subir... porque... como te digo, yo suelo estar bastante 'ocupado'. Mira, la semana que viene, por ejemplo, viene a quedarse en mi casa una tía que conocí en ARCO, así que como ves igual no puedo volver a quedar contigo en bastante tiempo..."

Jajajaja!! Me desternillaba de la risa. ¿Qué era eso? ¿La táctica de "que se acaba el mundo"?

- ¿Eso crees que puede funcionar? - le dije. - ¿Crees que por la perspectiva de que ésta sea mi única oportunidad contigo voy a pasar la noche en tu casa?

Otro gruñido y vuelta a hablarme de su ex o de sus ligues. Yo no pensaba hablar de eso ni un minuto más, así que decidí (y fue totalmente premeditado) dar un giro a la velada. Puse mi carita más inocente y le dije:

- Pues... tú... tienes que tener mucho cuidado, eh?

- ¿Con qué? - me preguntó.

- Pues con las enfermedades de transmisión sexual, claro. Eres muy promiscuo!

- No mujer, que yo uso siempre condón.

- Ya... pero el condón no protege del 100% de las ETS. Porque seguro que NO TODO lo haces con condón.

- ¿De qué no protege? - me dijo poniéndose pálido por momentos.

- Pues, por ejemplo del VPH. Se calcula que el 40% de las mujeres lo tienen o lo han tenido. Si tú te has acostado con 13 chicas en 3 meses, échate un cálculo...

Se puso blanco como el papel y entonces me dijo: "Cambiemos de tema...". Y yo pensé "genial" y le dije: "Háblame de arte"

Y así tuvimos la única media hora de conversación interesante de toda la velada. Lo cierto es que ese rato estuvo muy bien, me habló de arte clásico, moderno, me habló de cómo los escultores calculan las proporciones... Muy muy enriquecedor.

En medio de esta conversación hubo otro cambio de táctica. Ahora ya no era un lobo, era un corderito. Se me quedaba mirando a los ojos y me decía: "¡qué bonita eres! Eres preciosa, me encanta tu nariz, es perfecta, ¿me dejarías dibujarla?".

Después de la cena, él se pidió una copa. Cuando se la acabó pidió (por fin!!) la cuenta: 50 € que pagamos a escote... a pesar de que yo había ido hasta Valencia y a pesar de que él se bebió enterita la botella de vino y la copa... A esas alturas yo ya estaba más divertida que indignada, la verdad.

Salimos del restaurante y seguía lloviendo, así que volví a cogerme de su brazo. Él me decía que era la mejor cita que había tenido hasta la fecha. Me dijo: "Es que yo hablaba y tú... ¡me escuchabas!". Sin comentarios...

De repente se paró. "Déjame que te toque la nariz, por favor" dijo girándose y colocándose cara a cara conmigo. Estaba demasiado cerca de mí y fue la única vez que sentí un poco acoso físico, por el contacto que te incomoda porque no quisieras que se produjera. Me puso un dedo en la punta de la nariz, le sonreí sin ganas, con la sonrisa más falsa que pude articular, me di la vuelta y seguí caminando debajo de la lluvia. Él me alcanzó y me preguntó por enésima vez si no prefería quedarme a dormir en su casa. Le dije por enésima vez que me iba a casa, ya sin ganas siquiera de intentar disimular mi fastidio por las horas de más que ya duraba la cita.

No se dio por vencido. Al llegar al parking, justo cuando a mí me parecía que la entrada era poco menos que el paraíso, se empeñó en acompañarme para poderme indicar mejor el camino para volver a Castellón.

Se subió al coche, salimos del parking, me indicó un poco y cuando ya avistábamos la avenida que me llevaría a la autovía, me dice: "Y por ahí todo recto, pero deja el coche aquí a un lado y nos damos las buenas noches".

Pero bueno!! ¿¿Este chico era inagotable?? Sin una pizca de paciencia, puse el intermitente, me aparté a la derecha y sin apagar el motor me giré en mi asiento, le miré a los ojos y le dije: "¡Buenas noches!".

Me miró con fastidio y me dijo: "Joer, hija, hay que ver..." Me dio dos besos y salió de mi coche... ¡y de mi vida!

Podría parecer que fue una noche horrible y para el olvido, pero no fue así. De vuelta a casa me sentía genial, me sentía fuerte y poderosa. Ese chico era todo un depredador, pero no consiguió intimidarme ni un sólo momento, ni inquietarme. Mi posición no vaciló ni se movió ni un ápice. Fue una experiencia totalmente enriquecedora y gratificante.

Así acabó mi segunda cita.

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