Personal trainer
Así me he comprado desde vestidos para ir a bodas hasta el colchón de mi cama. El champú, las cremas y el maquillaje los compro on-line.
Por eso a ellos y a mis padres se les escapó una risilla cuando les dije que me había contratado un entrenador personal online.
Pero yo estoy contenta. Es mucho más económico y las sesiones de entrenamiento son personalizadas para mí, para mis aptitudes y mis objetivos.
Porque a mí el gimnasio me gusta, pero me confieso inconstante y, además, lo que me gusta son las actividades de grupo y si implica baile (o lo que los monitores de gimnasio llaman "baile") mejor que mejor. Pero claro, tres horitas de "baile" a la semana pues es lo que tienen, que luego tengo que sostener algo en alto y me pesan los brazos a la mínima.
Así que nada, que tengo ganas de estar en forma. Y mi entrenadora personal (que ha dado la casualidad de que es de Castellón aunque afincada en Madrid) me ha pasado mi primer plan de entrenamiento, plan que empecé ayer.
La buena noticia es que todo el tema de las pesas me resultó ameno, no así los veinte (v-e-i-n-t-e) minutos de elíptica que me parecieron un infierno, acabé aburrida hasta el hastío. Le pregunté a una amiga: "Oye, ¿tú qué haces para no aburrirte? Porque yo necesitaría una fantasía potente que me abstrayera de esta máquina infernal". "Nada, escucho música", me contestó ella. Pues vamos bien, a mí la música me encanta pero subida en ese aparato, lo único en lo que puedo pensar es: "5'35'', 5'36'', 5'37'', ...arf, arf..., 5'40'', ...¿¿¿en serio tengo que estar aquí 20 minutos??? 5'43''... ni de coña...". Te roba la alegría y parte de las ganas de vivir, en serio. Bueno, no, en serio no, pero casi.
Y allí, en mi primera sesión de entrenamiento completo me di cuenta ya de varios miembros de la fauna gimnasil:
1.- Los que te miran con descaro (y si fuera paranoica diría que con una sonrisa) en plan: "mira, la pobre, pues no te queda ná..."
2.- Los arregla-vidas, sí esos que saben más que nadie y mientras tú estás con tu plan en la máquina que te toca, te dicen: "Tienes que hacer de esa otra, que te irá mejor". Y tú: "Ehmmm... ¿Hola? ¿Me decías algo? ¿Es que no ves que estoy con mi ipod y no te he pedido opinión?
3.- Los que se miran con notable narcisismo en el espejo haciendo pesas. Se molan un montón, que se les nota.
4.- Los que se pasan las normas por el forro. ¿No pone que en la zona de cardio el tiempo máximo son 25 minutos? Entonces, ¿cómo es que tu elíptica dice que llevas 39?
5.- Los pobres incautos como yo, papelito en mano, leyendo las instrucciones de la máquina de adductores porque tiene que haber algún truco para que yo me pueda sentar en esa especie de potro de tortura. Ah, sí, mira, si había una palanca...
Otra mala noticia es que en todos los entrenamientos, en los cuatro semanales, sean de cardio o de tonificación, hay abdominales y dorsales. Ay, Lore, ¡quién te ha visto y quién te ve! Y pensar que yo tenía el récord de las chicas de mi clase en el instituto en número de abdominales por minuto... Qué tiempos aquellos.
En fin, me lo tomo como un reto. No necesariamente cualquier tiempo pasado siempre fue mejor. Además, hoy sólo tengo agujetas en los pectorales. No está mal, ¿no?