Mis amigos y yo vol. III - Han Solo
Como descubrí hace poco, el error estuvo en pedirles a ellos en concreto que fueran artífices de ese cambio porque son amigos de contarnos las penas (y además, cada uno tiene su propia situación personal) y, como ya conté entonces, dos se quedaron y dos se fueron.
Pues hace poco que me he reencontrado con uno de los que se fueron...
Comparado con otros de mis grandes amigos, a él no hace tanto que lo conozco. Fue a finales de 2005 cuando vino a trabajar a mi empresa y congeniamos enseguida. Por aquel entonces yo era un pozo negro de emociones y sentimentalmente me conformaba con subsistir en aquello que a imagen y semejanza de John Lennon llamé "mi fin de semana salvaje". Creo que él andaba más o menos en lo mismo después de la ruptura con la que había sido su novia durante cinco años.
Él conseguía sacarme de casa (y no devolverme hasta pasadas las ocho de la mañana la mayoría de las veces) y sobre todo me hacía reír. Es un chico encantador, increíble. Es dulce y cariñoso a su modo, es guapo, inteligente y carismático. Tiene un sueño y lo persigue y yo le admiro profundamente por eso. Entre este concepto mío sobre él y con todo lo que nos estaba pasando, no me sorprende ahora pensar que tuviésemos un breve affaire, que pronto reconducimos hacia la amistad que ha perdurado todo este tiempo.
Y se fue. Su trabajo le mantiene lejos de Castellón y yo me cansé de que me llamara por las noches mientras estaba aburrido lejos de casa pero que no me llamara para quedar conmigo cuando volvía a casa. Comprendía que cuando viniese tuviera muchas cosas que hacer, ver a la familia, atender a sus amigos y también a su nueva novia que, para más inri, tenía cierta costumbre de mirarnos mal a todas aquellas mujeres que osáramos acercarnos a él.
Yo lo respetaba, pero me sentía insatisfecha. En aquel julio en el que nos dijimos adiós, yo llevaba ya seis meses sin verle y nuestra relación se reducía a hablar por teléfono cuando su trabajo lo permitía. No estaba enfadada, comprendía que su situación fuera la que era, pero no encajaba con mis necesidades, yo quería volver a tomar alguna Coronita con él o ir a comer al japonés. Pero él, sin embargo, sí se enfadó (o eso me pareció) cuando se lo dije y "rompimos".
Más de un año después, empecé a recibir algún sms suyo. Interesándose por mí o comentando algún partido de tenis (afición que compartimos).
Hace algunas semanas, organicé una cena en mi casa y él vino. Hacía mucho que no nos veíamos y sin embargo me pareció que estaba exactamente igual que la última vez que le había visto, más de dos años atrás. A lo sumo me pareció que estaba incluso más guapo que como le recordaba y no sé si él se sintió tenso, pero para mí fue tan natural como si nunca se hubiera ido.
Aún así todavía no manteníamos un contacto frecuente pero en Magdalena estuve en una fiesta latina y pusieron una canción que nos hacía mucha gracia cuando la bailábamos en unas clases de salsa a las que nos apuntamos a principios de 2006. Le envié un mensaje y le dije que estaba sonando esa canción y él no estaba. Me contestó inmediatamente a pesar de que era más de medianoche y me dijo: "Desde Malmo con amor y muuuucha envidia. Un beso gordo, Leia".
Hacía años que no me llamaba así. Al poco de conocernos había empezado a llamarme Leia por un "incidente" que tuve con un tipo que me recordaba mucho a Jabba el Hutt y yo a él acabé por llamarle Han Solo, nombre que (por otros motivos) le iba que ni pintado, pero por lo menos desde aquel julio de 2009 no se había dirigido a mí con ese nombre.
Y finalmente el otro día tuvimos una "cita". Y después de tantísimas cenas "en casa de", me sentó genial que viniera a buscarme en su coche y que nos fuésemos a Benicàssim a cenar a un restaurante. Y hablar hasta tarde y comprobar que Han sigue siendo Han, igual de guapo, de inteligente, de carismático, de dulce y de encantador. Ojalá él lo tenga tan en cuenta como lo tengo yo y se valore tanto como le valoro yo.
Y si no pasa nada, el fin de semana que viene iremos a ver Thor.
No todas las entradas iban a ser sobre amistades perdidas, no? Algunas también se recuperan... ;)