Agujeros negros
Siempre atraemos lo que proyectamos.
Ésta es una de las frases que más me impactaron en el curso de Inteligencia Emocional.
Pero... tú eras un agujero negro... entonces, ¿cómo puede ser?
No hay otra posible excusa, sí, yo también lo era.
Dos agujeros negros que se atrajeron y colisionaron. Absorbiendo todo a su paso. Atrayéndose de manera casi sobrenatural... destruyendo todo a su alrededor, alimentándose de materia y energía.
¿Y ahora? No sé tú, pero yo aunque tal vez todavía sea un hoyito, definitivamente el negro ya no es mi color.
Entonces, ¿se acabó esa atracción sobrenatural que hacía que nos mirásemos entornando los ojos a punto de saltar el uno sobre el otro?
¿Es posible? Vaya... qué curioso... jamás habría apostado por ello...