"Mr. Watson, come here, I want to see you"
Pues resulta que no, que hace unos años por fin se le concedió la autoría del invento a un tal Antonio Meucci (que no me quiero ni imaginar la pataleta de sus descendientes con el tema de la patente...). Y ni siquiera se llamaba "teléfono" sino "teletrófono" (que, sinceramente, suena mucho peor).
En definitiva, gracias a Meucci, hoy hay teléfonos (o teletrófonos) en casi cada casa y todos tenemos móvil (yo tengo dos) y podemos comunicarnos casi en cualquier parte del mundo.
¿Y por qué hablo de esto? Porque me he puesto teléfono fijo en el piso. Y ahora me parece más casa. Seguramente no sea una cosa muy trascendente para la gente en general, pero para mí ha supuesto un paso.
Durante mucho tiempo me he sentido sola, no estaba a gusto y lo último que quería era irme a vivir sola para estarlo aún más, para no tener con quien cenar o desayunar. Necesitaba la sensación de arropamiento y arraigo que me proporcionaba estar en casa con mi familia.
Pero ya hace tiempo que me siento fuerte y ya no se me caen las paredes encima si estoy sola, así que (entre eso y que mi abuela va a empezar a pasar largas temporadas en mi casa), ¡¡ME MUDO!!.
Para mí este año sí que se va a cumplir eso de "año nuevo, vida nueva", y ¡ahora sí que puedo decir que tengo un pisito de soltera!