Hijo de la luz y de la sombra
Salen unas personas al escenario y el público que abarrota las localidades del Palma Arena (prácticamente lleno a pesar de que a esa misma hora el Real Mallorca y el Real Madrid se van a jugar media liga de fútbol a apenas un kilómetro de allí) comienzan a aplaudir.
Los músicos arrancan los primeros compases y en la pantalla se ve una proyección, pero ÉL no está en el escenario. De repente se oye su voz entonar los primeros versos de Tres heridas. Aplausos enloquecidos. Pero, ¿dónde está?, ¿de dónde sale su voz? Le busco por el escenario, pero no le encuentro.
Y de repente entra en escena, parte del público se pone en pie para recibirle. Es la primera vez que le veo en directo en mi vida y me emociono. Se me eriza la piel y se me humedecen los ojos. Serrat, ese increíble músico, compositor y cantante que me ha acompañado desde mi niñez está ahí, a apenas unos metros de mí. Le veo mayor, pero su voz sigue siendo un portento ¡y hace apenas un mes que le operaron del pulmón!
Termina la canción, el público aplaude y él, en catalán, nos explica que el concierto es un homenaje a Miguel Hernández y todas las canciones que van a interpretar serán las versiones de sus poemas para conmemorar el centenario de su nacimiento. "En otra ocasión haremos un concierto sólo de grandes éxitos a petición popular", nos dice.
Y da comienzo Del ay al ay por el ay que ejemplifica a la perfección la fuerza expresiva de Miguel Hernández.
Le siguen La palmera levantina, la conmovedora Las desiertas abarcas y El niño yuntero, que no importa cuántas veces la haya escuchado en estos años, siempre me estremece. Acompaña a la música un vídeo en el que se muestran imágenes de niños de la guerra o explotados.
Después, Dale que dale, El hambre y, entonces... Elegía, la versión del poema de 1936 "Elegía a Ramón Sijé" y de nuevo las lágrimas toman mis ojos, sólo que esta vez los desbordan y caen rodando por mis mejillas... "No perdono a la muerte enamorada, no perdono a la vida desatenta"... Os lo recomiendo, uno de los poemas más desgarradores y hermosos que yo haya leído.
El público ovaciona cada interpretación, y éstas se suceden sin descanso: Tus cartas son un vino que el poeta dedicó a "mi gran Josefina adorada", Si me matan, bueno que a mí se me antoja llena de optimismo a pesar de su mensaje, Menos tu vientre... Y de nuevo rompo a llorar con Canción del esposo soldado... Simplemente no puedo imaginar cómo debió de ser estar luchando en la guerra y escribir esos poemas para su amada esposa...
Durante los aplausos algún espectador pide a gritos: "Joan Manuel!! Para la libertad!!!", pero él sigue con su repertorio: Cerca del agua, Sólo quien ama vuela y El mundo de los demás.
Y en el momento en el que se acallan los últimos aplausos arrancados, suenan los primeros compases tan reconocibles de Nanas de la cebolla. Si escucharla en cualquier momento me emociona como comenté anteriormente, no es de extrañar que de nuevo me echara a llorar de la emoción al verle interpretarla en directo, con esa voz que llenaba aquel espacio tan diáfano, con esa sensibilidad tan única...
El público, yo incluída, se pone en pie rindiendo tributo aún antes de que acabe de cantar. Serrat nos tiene a todos embelesados, hipnotizados, disfrutando con él de cada nota, de cada verso... Es mejor incluso de lo que había imaginado, es simplemente genial.
Interpreta después Hijo de la luz y de la sombra, que da título al álbum y al finalizar esta canción, para mi sorpresa (pues pensaba que con ella cerraría el concierto), Serrat empieza a cantar Para la libertad. Los espectadores cantamos con él, el público se entrega y, de nuevo, se pone en pie para aplaudirle mientras aún suenan los últimos versos... El vello de punta...
Quedan dos canciones para dar por finalizado el concierto: Historia conocida y Uno de aquellos. Al final, el público en pie le ovaciona y le pide otra insistentemente.
Serrat accede y vuelve a cantar Del ay al ay por el ay y Dale que dale. Me río al verle hacer algunos movimientos... En mi opinión Joan Manuel nunca se ha caracterizado por tener mucha gracia moviéndose. No le hace falta. Él domina el escenario, es suyo. Llena el espacio con su música y con su voz, deleitando a cada uno de los espectadores. Tal vez no te guste su música, pero si le ves en directo, es imposible no sentir admiración por él. Simplemente imposible.
Y hay que destacar que cada una de las canciones ha estado acompañada de un vídeo, y que estos han sido realizados por gente tan eminente como Isabel Coixet, Jose Luis Garci, David Trueba y Bigas Luna, entre otros.
Y hemos llegado al final. La ovación dura minutos. Serrat, que no ha hecho ni una pausa en la hora y tres cuartos que ha durado el concierto, ni siquiera para beber, da las gracias a todos aquellos que han hecho posible el espectáculo, al público, "i al meu metge, que ja té feina, ja... que ha fet tot un treball de 'corte y confección' " ("y a mi médico, que ya tiene trabajo, ya... que ha hecho todo un trabajo de corte y confección"). Yo también le doy las gracias mentalmente y ojalá que nos permita seguir disfrutando de tamaño artista durante mucho tiempo más, porque Joan Manuel Serrat, como diría su gran amigo Joaquín Sabina en aquella canción, "es todo un maestro, un lujo para el alma y para el oído y cuando canta, le tiembla el corazón en la garganta"...
Gracias, Joan Manuel, por una noche inolvidable, por todo tu arte, por tu pasión. Gracias.
P.D.: Del famoso "Palma Arena", mejor no hablar...
Jurar por el santuario, es jurar por él y por aquel que lo habita.