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"Viajus horribilis" (2ª parte)

13:30h. Voy al cajero del aeropuerto. Está inoperativo. Sigo sin un duro.

13:55h. Me persono en la oficina donde mis compañeros me están esperando. Debo de tener una cara horrible porque todos me preguntan si el vuelo ha sido tan malo. Sí, lo ha sido.

14:00h. Necesito ir a comer para asentar el estómago, me siento hasta débil. Andando por la calle en dirección al coche, las ráfagas de viento y lluvia me mojan el pelo y lo enredan (aún más si cabe). Estoy arrepentida de haber ido a la peluquería. Ni idea de cuánto...

14:20h. Por fin llegamos al restaurante. Si me ponen un elefante delante me lo como. Opto mejor por pechuga de pollo asada y ensalada. No vayamos a hacer florituras con el estómago hoy.

15:30h. Por la ventana se ve el cielo negro. De repente se levanta una racha de viento arremolinada que lanza lluvia copiosa contra la ventana casi en paralelo al suelo. Esto se parece al tornado que me pilló allí mismo en Mallorca de hace dos años. Ver para creer.

16:00h. El viento ha amainado y ya no llueve... ¿o será que estamos en el ojo del huracán? Pago con la tarjeta de la empresa y compruebo con alegría que me siento muy recuperada.

20:30h. La tarde ha sido bastante dura en el trabajo. Muchos problemas y pocas soluciones aplicables. Echo en falta a alguien en concreto que tomara cartas en el asunto.

20:45h. Suficiente. Recojo y me voy a por el coche para ir al hotel después de recibir algunas indicaciones. No parece difícil.

21:15h. "Hotel Zurbarán. 200m --->". Giro a la derecha. Soy la leche, ¡qué sentido de la orientación más bueno!.

21:18h. 1,5 Kms más tarde decido que me lo he pasado. Giro a la derecha. Giro a la derecha. No puedo girar a la derecha. Giro a la izquierda.

21:25h. Genial, no tengo ni idea de dónde estoy. Qué pedazo de sentido de la orientación, sí señor. Decido seguir intentando ir hacia la derecha, donde está el mar, para ver si consigo llegar al Paseo Marítimo de nuevo.

21:30h. Esta zona me suena.

21:31h. ¡¡El Hotel Majorica!! Aquí sí he estado más veces. Ya estoy ubicada. Ahora media vuelta y a volver a empezar.

21:33h. Sigo recto, no hay por dónde girar.

21:34h. Giro. Mierda, las barreras de entrada al puerto. Media vuelta.

21:36h. ¡Por fin! El Paseo Marítimo. Ahora "sólo" tengo que volver a subir por el Capuchino y vuelta a empezar.

21:39h. Dejo atrás el Capuchino, el AC y el Tryp Bosque. "Hotel Zurbarán. 200m --->". ¡¡Ole!! Lo he encontrado de nuevo. Me animo un poco.

21:40h. Decido ir a 20 Kms/h. Objetivo: no volver a pasarme. Estoy agotada.

21:41h. ¡Pero si hay un mini-desvío a la derecha! "Hotel Zurbarán--->". ¡¡Lo encontré!!

21:42h. Salgo del coche, ¡qué alivio! Entro en la recepción, hago el check-in y pregunto por el parking. "Está al principio de esta calle, tendrá que dar la vuelta" me dice la Señorita Recepcionista. "Será una broma" me digo para mis adentros. "Es muy fácil: gire a la derecha, luego dos calles más allá a la derecha y después... mmm... dos más a la derecha" me dice al ver mi cara. Me da una llave (¿eing?) y me dice que por favor aparque en el número 20 y cierre la puerta después.

21:50h. Con la llave en la mano y cara de tonta me vuelvo a subir en el coche. "Derecha, dos derecha, dos derecha" me repito. Por favor, por favor, que no me pierda, que estoy agotada.

21:57h. Resulta no ser muy complicado. El parking es en realidad una explanada al aire libre al que se accede abriendo una verja con la llave que me ha dado la Señorita Recepcionista. 1-2-3-4-5-6-7-8-9-10-11-12... Ni rastro del resto de números. A la mierda. Lo aparco aquí y punto.

22:01h. Llego al hotel y me dirijo al ascensor cuando se me ocurre: "Disculpe, tienen room-service, ¿verdad?". "No, lo lamento, pero en su habitación encontrará la carta de un restaurante asiático que le trae la comida a la habitación" me contesta. "Ya, pero no aceptarán tarjeta de crédito, ¿verdad?" digo a la desesperada. "No, me temo que no" me dice la Señorita Recepcionista.



22:02h. Subo a la habitación y me desplomo encima de la cama. Estoy muerta y tengo que elegir entre:

a) No cenar.

b) Ir a un cajero y pedir comida en la habitación.

c) Ir andando a un japonés que sé que está relativamente cerca y se come bien.



22:07h. Sigo tumbada y sin decidirme. Si no llevara en el cuerpo sólo una ensalada y una pechuga de pollo, me quedaría en la habitación, pero mi estómago está protestando. Decido que cuanto más tarde en animarme, más me costará luego moverme.



22:10h. Vuelvo a enfundarme los tacones y me animo a dar una vuelta para comprar la cena. Aprovecho el camino para hablar por teléfono.



22:15h. Llego al restaurante japonés. Leyendo la carta me doy cuenta de que estoy tan muerta de hambre que me lo comería todo. Decido hacer caso a mi cerebro en vez de a mi estómago y pido unos makis y algo de arroz con verduras.



22:20h. Mientras espero a que me sirvan sigo hablando por teléfono. Así al menos no me siento tan sola.



22:35h. ¡Han tardado poquísimo! Me vuelvo al hotel.



22:40h. Subo a mi habitación. El olor de la comida está haciendo que se me agüe la boca. No me quito ni los zapatos y me pongo a devorar la comida. Lo de los asiáticos con los palillos no tiene nombre. Comer el arroz así es desesperante, para mí que lo hacen para que se te quite el hambre comiendo menos. No será mi caso...



23:00h. Ufff, estoy llena, por fin. Se me cierran los ojos de sueño. Me pongo el pijama, cojo el mando de la tele y me acuesto, después de quitar la colcha de la cama (odio las colchas de los hoteles, ésas que parecen cortinas con sus estampados horribles).



23:02h. No aguanto. A oscuras le doy al botón de apagado de la tele. Mañana será otro día.





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01:32h. Mierda, no he pulsado el botón de off, he pulsado el de AV. La pantalla emite una luminiscencia que sube y baja de intensidad y me desvela. No hay huevos a levantarse, buscar el mando, encender la luz y apagar la tele. Me quedo como estoy.





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03:45h. Joer con la lucecita, con lo cansada que estoy. Al final me va a tocar levantarme y todo... (***arrrgghhhh***). ZZzzZZZzzz...







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05:11h. Basta. Me levanto con un somero cabreo. Enciendo luz. Apago tele. Mañana será otro día, digo... "hoy" ¡¡¡¡y espero que mejor!!!!

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Rehabilitación.

No, no estoy hablando de Amy Winehouse. Hablo de que ayer tuve mi primera sesión de fisioterapia para tratar de recuperar al 100% la movilidad de mi dedo.

Dolor. No necesito más palabras. Dolor.

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¡99 seguidores!

Hace tres meses, antes de empezar este blog, apenas sabía nada de la blogosfera (no es que ahora sepa mucho que digamos...). Cuando empecé a escribir fui, al mismo tiempo, comenzando a leer blogs. Cuando veía alguno que tenía más de 100 seguidores pensaba "halaaa...!!!".

Hoy tengo 99 seguidores yo. ¡YO!. Quién lo iba a decir... La mayoría de mis seguidores tienen su propio blog y yo soy seguidora de muchos de ellos. Ellos leen sobre mí y yo leo sobre ellos, sobre las cosas que les pasan, los poemas que escriben, la música que les gusta... y así parece que hasta nos conocemos a pesar de la ciber distancia.

No tengo blogroll, pero me voy a hacer con uno y todo aquel que quiera aparecer en él, que me lo diga, estaré encantada de incluirle.

Muchas gracias a los 99 más todos los que me leéis como Anónimos. No voy a darle un premio al que se convierta en el número 100 porque todos sois especiales, pero ¡¡¡¡por lo menos que se presente!!!! :)

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"Viajus horribilis" (1ª parte)

7:30h ZULU. Suena el despertador, me hago la maleta. No encuentro medias, ¿cómo es posible? Compré 4 (C-U-A-T-R-O) pares anteayer. Lo mío con los calcetines/medias/ropa interior es el cuarto misterio por resolver en la historia de la humanidad, después de la muerte de Kennedy, el Triángulo de las Bermudas y el secreto de la masa de Telepizza. A las 9:00h tengo que estar en la peluquería, vale, tengo tiempo.

8:15h. Me meto en la ducha, no queda gel. Salgo de la ducha y de puntillas y empapando el suelo, llego al mueble, lo abro mientras empiezo a tiritar y me hago con la botella nueva.

8:40h. Entre secarme, vestirme y maquillarme ya voy mal de tiempo. Saco a la perra a pasear. Está lloviendo a cántaros. Me mojo entera. La perra también. Volvemos corriendo. El paraguas no se cierra (¡mierda!). Tengo que secar a la perra con el secador. Definitivamente llego tarde.

9:15h. Me persono en la peluquería. Mi idea es aprovechar un vale para una hidratación para que me hagan el pelo liso y no necesitar llevarme nada en la maleta más allá de un coletero y unos ganchitos. Total, es una noche. Le recuerdo a la Señorita Peluquera que a las 11:00h como muy tarde he de salir hacia el aeropuerto. "No pasa nada" -me contesta- "tenemos tiempo de sobra".

9:30h. Ya me han puesto el producto hidratante y me hacen pasar debajo de un aparato al que llaman sauna. ¡Horror! voy perfectamente maquillada, no creo que la humedad me haga mucho bien...

9:40h. Efectivamente, me caen gotas de vapor por la frente y los laterales de la cara. Al quitármelos lo mejor que puedo, constato que me llevo detrás el maquillaje y/o colorete. Estupendo.

9:50h. Suena la alarma del cacharro. Parece que he terminado, ¡por fin!. El vapor va cesando y el calor también.

9:51h. Viene la Señorita Peluquera. Rueda de nuevo el reloj del cacharro infernal. Se va. Vuelve el vapor.

10:01h. "Sólo le falta el masaje" dice la Señorita Peluquera a la Señora Peluquera justo cuando vuelve a sonar la alarma de la sauna.

10:05h. El masaje, lejos de ser relajante, es una agonía. Los tirones de pelo que me pega esta mujer hacen que se me salten las lágrimas. Estoy por decirle algo, pero cada vez que abro la boca, la tortura cesa. ¿Será esa la táctica...?

10:10h. Me siento para que me sequen el pelo. "No lo querrás liso, ¿verdad?" me dice la Señora Peluquera. Miramos por la ventana. Agua a mares. "Bueno, márcamelo ondulado, mejor..." le contesto.

10:11h. Me pone un producto en el pelo. Me quedo con el nombre para, si me gusta, comprármelo en ebay. Empieza a secar mientras me cuenta algo de un cursillo de peluquería al que asistió el lunes.

10:31h. Lo que me está haciendo en el pelo no sé qué @#$% es. Parece encaje de bolillos. Me lo seca liso con el secador y luego me enreda unos cepillos redondos de medias a puntas y me los deja colgando del pelo. En este momento contabilizo 6 cepillos colgantes alrededor de mi cabeza... WTF?

10:35h Al parecer la técnica consiste en enroscar el pelo para que coja forma ondulada. En mi caso el pelo se pega literalmente consigo mismo y para sacarme los cepillos de la maraña de pelo, la Señora Peluquera tiene que pegar tirón hasta que o bien se lleve mi cabeza detrás o bien me arranque el mechón de pelo de raíz. Lo que llegue antes. A punto estoy de decirle que corte con tijeras directamente por donde pueda cuando me explica que esto es cosa del producto que me ha puesto para fijar (nota mental: NO comprarlo en la vida) y decide hacer las cosas con paciencia y desenredar poco a poco.

11:00h. Ya estoy. Pago (aunque parezca mentira, pago). Parezco la Pantoja. Llego al coche. Bueno, voy más o menos bien de tiempo. Mierda, estoy en reserva. Paro en la gasolinera.

11:10h. Entro en la autopista. No pasa nada, está todo bajo control.

11:55h. Un par de infracciones de tráfico más tarde estoy ya en el aeropuerto. Voy a facturar. Se me olvida decirle a la antipática que me atiende que me ponga delante y en pasillo, por favor. Me da el asiento en la fila 22, ventanilla.

12:00h. Voy al cajero del aeropuerto. No funciona. No pasa nada, tengo por lo menos por lo menos 5€ (¡toma ya!). Con eso me llega para comprar una revista con la que entretenerme hasta el embarque.

12:05h. Llego a la cola para pasar por el arco de seguridad. Hay dos: una corta y una larga. Lógicamente me pongo en la corta. Craso error. La lógica no puede nada contra la aplastante ley de Murphy. Pero ¿¿¿es posible que la ley de Murphy sea la única aplicable en el 100% de los casos sin excepción??? Pasmada y con cierto punto nerviosillo ya, veo como la chica que iba delante de mí antes de ponerse en la otra cola, está ya recogiendo sus cosas al otro lado del arco. A mí me quedan varias personas por delante, entre ellos una madre con un carrito, dos guiris y una familia gitana.

12.07h. Los padres del niño del carrito no se aclaran para plegar el carrito y pasarlo por la cinta detectora. "¿No podemos pasarla por aquí?" pregunta el padre señalando el arco detector de M-E-T-A-L-E-S.

12:08:15h. El Señor Guiri pasa por el arco y éste pita. Le dicen en español y gesticulando que saque lo que tenga de los bolsillos.

12:08:35h. El Señor Guiri vuelve a la cola. Deja monedas y llaves en una bandeja. Pasa. Pita. Le señalan el cinturón.

12:08:45h. El Señor Guiri vuelve, se quita el cinturón y lo deja en otra bandeja. Pasa. Pita. "Señor, el reloj también, haga el favor", le dice el Señor de Seguridad señalándole la muñeca.

12:09:55h. El Señor Guiri vuelve, se lo quita, lo pone en una bandeja. Ya tiene cuatro bandejas esperando al otro lado. Pasa. No pita. ¡¡Aleluya!!

12:10h. Pasa la familia gitana por el arco. Paran la cinta, así que no puedo poner mis cosas. "Señor, tiene usted algo punzante en la bolsa" le dice el Señor de Seguridad II. "¿Yooo?", contesta el Señor Gitano. "Sí, señor, haga el favor de abrir su bolsa y retirarlo". El Señor Gitano abre la bolsa y revuelve mientras niega con la cabeza. Le señalan en la pantalla dónde está el objeto, al parecer en el fondo del todo. Estoy crispada e irritada. La chica que estaba delante de mí debe estar ya en Oslo.

12:11h. El Señor Gitano saca una navaja de 10 cms de largo (cerrada) de la bolsa. Se la quitan y le dicen que si quiere, puede salir a dejarla en otro sitio o se la confiscan, pero que no puede llevarla dentro del aeropuerto. "Pero si es mía", se queja el Señor Gitano. Por suerte mientras discuten han vuelto a poner en marcha la cinta. He metido el cinturón, el reloj, los pendientes y una pulsera dentro del bolso. Me quito los zapatos corriendo y los dejo también en la cinta. Paso por el arco. No pita. ¡Eureka!

12:13h. Después de volver a vestirme, decido tomarme un refresco hasta que llamen al embarque y relajarme un poco leyendo la revista.

12:15h. Haciendo malabarismos con la botella, el vaso de papel, el bolso, la maleta de mano, la cartera y la tarjeta de crédito, consigo pagar e ir a buscar una mesa.

12:35h. "Última llamada para los pasajeros del vuelo Air Europa 4009 con destino Palma de Mallorca. Señores pasajeros, embarquen URGENTEMENTE por la puerta C9". ¡¡¿¿ÚLTIMA LLAMADA??!! ¡Se me ha pasado la hora! Salgo corriendo. Llego la última. Enseño mi DNI y mi tarjeta de embarque y entro en el avión.

12:40h. Estoy sentada en mi asiento. No tengo a nadie al lado, así que me siento en el pasillo (¡chúpate esa, antipática azafata de tierra!). Me entra el sueño.

13:00h. Estoy dormida cuando me ponen una mano en el hombro. Doy un respingo. "Ponga el respaldo de su asiento en posición vertical, por favor" me dice un asistente de vuelo (creo que ahora se llaman así). Mierda, no me había dado cuenta. Me ha cortado la seguidilla del sueño.

13:00h. El avión empieza a moverse. Quiero volver a quedarme dormida antes de despegar. Tengo la sensación de que hoy me voy a marear si no lo consigo.

13:05h. Estamos en el aire. Es como ir en el Dragón Khan de Portaventura. Al parcer he escogido el mejor día del mundo para volar. Hace un viento endemoniado en Valencia... y en el Mediterráneo... y en Palma de Mallorca...

13:30h. No aguanto más de tanto bote y tanta presión en el cuello. Estoy empapada de sudor frío (a la mierda el maquillaje) por la frente, la espalda y hasta la corva de las rodillas. Si muevo la cabeza se me encoge el estómago. Intento aguantar, falta poco para aterrizar. Han avisado de que en breves minutos aterrizaremos. Miro por la ventanilla, ¿aterrizar? ¡Estamos dando toda la vuelta a la isla en vez de entrar directamente! Será por el viento...

13:31h. Basta. No aguanto más. Me siento fatal. Vomito glamurosamente (esto es, sin hacer ruido) en una bolsa de papel. Suerte que voy sola porque me da una vergüenza mortal. Genial, este viaje está siendo simplemente genial.

13:35h. Aterrizamos. Tengo la tensión por los suelos y ahora me toca ponerme a trabajar. Estupendo.

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Mi cambio radical.

Ayer fui a la peluquería a hacerme un cambio de look total. Quería que mi imagen fuera una proyección visual de mi nueva yo, mis nuevas actividades, mis nuevos proyectos, mi ruptura total con antiguos vínculos, mis nuevas y prometedoras relaciones... Tenía en la cabeza una veintena de ideas que incluían un flequillo ondulado, un cambio de color, un moldeado para desrizar un tanto mi pelo, un cambio de corte, de estilo...

Pues bien, si cuelgo una foto del antes y del ahora, me apuesto 1.000€ a que nadie puede encontrar ni CINCO diferencias.

Vaya, que básicamente me han cortado las puntas...

Qué despago.

52

Mientras las hojas amarillean...

... yo he empezado el nuevo curso y con él una nueva vida. Y es que dicen que el año empieza dos veces: la primera el 1 de enero y la segunda con el fin del verano.

Los lunes y los miércoles voy a clases de flamenco, los martes a clases de canto (¡mi sueño desde niña!) y los viernes a danza oriental. Me quedan libres los jueves que, con suerte, en cuanto mi dedo esté prefectamente funcional y pueda quitarle esta ortesis, los dedicaré a mis añoradas clases de salsa.

Entre todo esto, el día 2 volví también a trabajar con el beneplácito de mi traumatólogo que al parecer entiende que ya no hay peligro en andar a tortas con el teclado con mi maltrecho dedo anular.

Y hoy, 12 de octubre, fiesta nacional, después de una larga ducha, me he sentado en mi escritorio y, como siempre hago antes de empezar una entrada nueva, he abierto las últimas actualizaciones y he encontrado con sorpesa que mi amigo Juanan había publicado en su blog "Kleine Nachtmusik" (la famosa Serenata nocturna) de Mozart. Impresionante creación, aunque no mi obra favorita del (para mí) Dios de la música. No, mi favorita es la inefable Piano Concerto nº 21, pero ha sido un estímulo inesperado para retomar mis relatos.

Así que aquí estoy, con el pelo aún húmedo, con la luz ya tenue de mi habitación y acompañada de una de las melodías más hermosas de la historia de la música, volviendo a escribir en este blog que he tenido (demasiado) abandonado en las últimas semanas. No imagino ambiente más propicio para escribir ahora mismo...

I'm back... que tiemble la blogosfera!!!!

Besos!

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