Día 2
Hoy ha sido un día mucho más tranquilo...
A las 9:00h he quedado con Victoria para ir al Vaticano. He dormido aproximadamente cinco horas y media y después de una semana con una media de 6 horas de sueño por noche, en serio creía que no iba a poder levantarme.
Me ha dado tiempo a comerme dos croissants pequeñitos antes de ir al encuentro de Victoria que estaba hablando en italiano (¿?) con la recepcionista. Tengo serias dudas de que se hayan entendido lo más mínimo. A veces a mí me cuesta entenderle cuando habla en español...
Hemos subido en el metro y hemos cambiado de línea para ir al Vaticano. Al llegar, lo que me temía: la cola era tan larga que no se veía el final:
Segundo tramo de la cola
Tramo final
Victoria ha comprendido que no podría ver la Capilla Sixtina pero ha dicho que no le importaba porque tiene que volver a esta ciudad y la próxima vez, intentará saber qué es cada cosa de lo que visite. De verdad que esta mujer es única. Yo volveré mañana cuando imagino que no será tan costoso entrar.
He decidido irme entonces hacia la Piazza del Popolo, mientras que Victoria se volvería al hotel para coger su maleta e irse al aeropuerto con más tiempo del que esperaba. Nos hemos despedido en mi parada y me ha ofrecido su casa si alguna vez voy a Ibiza.
Vista de la Piazza del Popolo
En la Piazza del Popolo me he quedado admirada con su tamaño y con la historia que me contaba mi audioguía, sobre reinas destronadas, papas secuestrados, Napoleón y los artistas que diseñaron esos monumentos. Pero lo más impresionante estaba dentro de la misma iglesia de Santa María del Popolo, que por su aspecto exterior tan austero jamás se me habría ocurrido pensar que dentro recogiera tanta belleza.
Nunca he sido una gran aficionada a la historia, la verdad, y en esta ciudad, rodeada de tanto arte y tanta historia, lo estoy lamentando... Lo que más me ha impresionado han sido los dos cuadros de Caravaggio de una de las capillas: La conversión de Pablo y La crucifixión de Pedro. Los detalles del cuerpo, la piel y el músculo y la luz, impresionantes.
Después he visitado el museo de Leonaro Da Vinci cuya entrada no está incluida en la Roma Pass y me han soplado 7€. Al principio me ha parecido un timo porque no había nada original de Leonardo allí, sólo reconstrucciones de sus inventos. Pero me he partido de la risa con la cita de Leonardo que he leído:
Y he pensado que este hombre debió ser todo un personaje! Tremendo diseño de escafandra y buzo:
Al finalizar la visita, me he ido hacia la Piazza di Spagna, que estaba repleta de gente haciendo fotos y sentados en la escalinata de 137 escalones que lleva a la Trinità di Monti. He sabido por la audioguía que el autor de la escalinata, en honor a la Trinidad, la diseñó en torno al número 3. La plaza al parecer se la disputaban los franceses y los españoles y la forma de ganarse al populacho era ver quién organizaba los mejores festejos en la plaza. Qué ilusos los franceses pensando que podrían ganarnos en fiesta... Por suerte no había nada especialmente interesante en la iglesia porque de ninguna manera pensaba subir hasta allá arriba.
Era mediodía y me empezaban a pesar la falta de sueño y el cansancio del día anterior. He visto el monumento a la Inmaculada Concepción de María, que el Papa visita cada 8 de diciembre y que está enfrente de la embajada española (bueno es saber dónde está, por si acaso) y a partir de aquí he sufrido una pájara en toda regla.
No tenía muy claro por dónde tirar y estaba realmente agotada. Pensaba que debería comer algo pero era pronto para comer y tarde para almorzar. Mi camino desde ese punto ha sido bastante errático, como he podido comprobar después más tranquilamente. Sólo quería llegar a un metro que me llevara al hotel. He encontrado de casualidad el Parlamento, la Columna Antonina y he ido a dar otra vez con la Fontana di Trevi. Al final me he parado a comer en un restaurante que he creído que estaba lo suficientemente alejado de la parte más turística como para que no me sablaran. Se llama "That's amore". No comáis allí.
He mirado la lista de precios y viendo que una pizza costaba 8€ he pensado que no sería demasiado caro, ¡ja!. Como cené pizza anoche, he preferido comer pasta. 10€ un plato de espaguetis a la carbonara que sólo sabían a pimienta. Juro que a mí me salen más buenos. Y lo peor, 4€ por cada Coca-cola. Me habría ido, pero me hacía falta comer. El resultado: 19,50€ por un plato de pasta horrible, dos Coca-colas y, lo mejor de todo, 1,5€ en concepto de "cubierto", jajaja.
La pinta ya no era nada del otro mundo...
Tecnología punta para la salida del agua...
Después de comer y de estar un rato sentada me sentía mucho mejor. Dando un paseo, he ido a dar ¡con un Spar! Es el primer supermercado que he visto en toda Roma. He comprado cosas "para tener en el hotel por si acaso" y me he acercado a ver la Fontana del Tritone.
Al irme de allí eran ya casi las cuatro y he pensado que era normal que estuviera cansada, llevaba 7 horas deambulando por ahí! Me he venido al hotel con la intención de echarme una siesta e ir por la noche al Trastevere. No me he puesto la alarma. Me he despertado a las 23:00h. ¡Menos mal que había comprado cosas de comer en el supermercado!
En fin, que mañana será otro día, el primero completamente sola! Me hacía mucha falta descansar y de todos modos, ya he visto muchísimas de las cosas que quería ver, así que ahora me lo voy a tomar con más tranquilidad o me va a dar algo :)