Deconstruyendo mi soltería (vol. III): La ligereza de corazón
Han pasado meses muy duros, momentos de gran pesar. Otros han sido buenos o relativamente buenos, pero durante todo este tiempo, el corazón me pesaba, mezcla de insatisfacción, miedo, dudas y dolor.
Ahora no es así, la semana pasada estuve en Mallorca (como no) y fue uno de los mejores viajes que recuerdo haber hecho. A pesar de llevar 7 semanas seguidas yendo a la isla, algo era distinto: mi corazón llegó allí ligero y me permitió disfrutar como no lo había hecho antes en mis anteriores visitas.
Descubrí nuevos restaurantes (un japonés en especial simplemente espectacular! Mi nuevo restaurante japonés favorito) y, a pesar de comer o cenar sola, disfruté como nunca. Paseé por el centro de la ciudad, ¡es preciosa!, fui de tiendas y me senté en alguna terraza a leer y tomar un refresco al salir de trabajar.
No digo que me guste más comer sola que acompañada, pero sí digo que el hecho de estar sola no influyó en mi deleite. Porque no siento ataduras, ni responsabilidades, ni "¿hice todo lo que pude?", ni miedo, ni dudas, ni insatisfacción, ni prisa, ni inseguridad, ni dolor.
Estaba equivocada, Mallorca es preciosa... al menos con el corazón liviano.