Deconstruyendo mi soltería (vol. II): La independencia emocional
No tengo ganas de depender de nadie para hacer las cosas, ni para sentirme bien o mal. No necesito a nadie que me haga reír ni me hace falta nadie que nuble mis días.
No quiero decir que no quisiera tenerlo, sí quiero, pero en un futuro. No ahora. Quiero hacer las cosas que me gusta hacer sin acordarlo con nadie antes, quiero ver todas las pelis ñoñas que quiera sin tener que suplicarlo, quiero llamar a quien me apetezca llamar o enviar un mensaje sólo cuando quiera hacerlo y no cuando tenga que hacerlo.
Me siento bien. Llevo ya un tiempo así y me gusta. Voy a aprovechar este momento al máximo, a sacarle todo el jugo, quiero disfrutar de mi independencia porque llegará un día (y llegará) en el que querré ligar mi vida a la de alguien y, aunque conserve mi parcela de independencia, tendré que compartir y querré además hacerlo.