¡Más reencuentros!
Ha sido un e-mail corto en el que me contaba que ayer volvió de República Dominicana, que le ha encantado el viaje y que ya estaba trabajando de nuevo. "Ya hablaremos"- ha dicho y se ha despedido con besos.
Podría parecer que esto es bastante normal, pero teniendo en cuenta que rompimos y llevaba por lo menos dos semanas sin saber nada de él, cuanto menos me ha sorprendido...
Y ayer estuve una hora y media hablando con Edu por teléfono. Intenté entrar en su web para terminar los primeros textos que le tenía preparados y vi que la página no funcionaba, así que le envié un sms diciéndoselo, sólo por si no lo sabía. De repente me llamó, salía del gimnasio y estuvimos todo ese rato hablando.
Al principio me recordó porqué no me gustó en nuestra cita, me estuvo hablando de que está a dieta, consiguiendo un cuerpo (más) perfecto. Al menos todo lo perfecto que se puede tener sin meterse esteroides (puajjj!!). En fin, pues eso, Edu, Edu, Edu y más Edu, la casa de Edu, el coche de Edu, el cuerpo de Edu... Tanto es así que con la confianza que nadie me dio, en tono de broma (pero con una intención muy seria), le dije:
- Edu, túmbate en mi diván. Dime, ¿cuál es el trauma que tienes desde pequeñito de cuando te avergonzaste porque tus padres no tenían dinero o de cuando quisiste tener algo y no te lo compraron por el mismo motivo?
- ¡Jajaja! Pues sí!! Cuando de pequeño pedía 5 duros para ir al kiosko, me hacían todo un interrogatorio!!! - me contestó.
Pero la verdad es que después la conversación fue girando y reconozco que en el fondo Edu es un chico muy dulce... demasiado materialista a mi gusto, pero tiene un fondo bueno y se le nota. Es una persona que se hace querer.