La canción del verano.
Veo como, en el descanso de la orquesta, empiezan a subir niños al escenario. Son más de 50. Empieza la música y me quedo en un divertido shock mientras veo que todos se saben el bailecito. A medida que con sus bracitos empiezan a hacer la tetera y el cuchillito, se me empieza a caer la baba y cuando los 50 y pico niños de todos los tamaños, edades y razas se ponen a hacer el salero y el azucarero, ya me tienen ganada.
Así, con la sonrisa en la boca y mirando cómo bailan, empiezo yo sin darme cuenta a mover las caderas y a la tercera repetición ya estoy haciendo el cucharón y la batidora... La sensación del verano, vamos! Además, es pegadiza como ella sola, la jodía!
Eso sí... es posible que a base de oírla tres veces al día y que eso provoque que la tenga todo el santo día en la cabeza, la acabe aborreciendo... Rectifico, no es posible, es absolutamente probable...
Aquí os la dejo, ¡¡a bailar!!