Inmortal
- [...] Pero no pasa nada, como yo soy inmortal... - me dice muy serio.
- Perdona, ¿que eres qué?
- Inmortal, ¿nunca te lo había dicho?
- No, no me lo habías dicho, creo que me acordaría...
- Pues sí, soy inmortal, porque nunca me he roto nada, ni me han puesto puntos, ni he tenido ninguna enfermedad grave. De pequeño no tuve ni la varicela.
- Ahmmm...
- ¡¡¡Aaaatchís!!!
- Jesús.
- Gracias.
- ¿Los inmortales se resfrían?
- Pchst, qué cosas tienes, Lore, ¡pues claro que sí!
- Claro, claro...
[Ruido de tenedores que vuelven a enrollarse en la pasta. Silencio sepulcral, cada uno meditando la información. Estallido de risas].
Mola tener amigos inmortales. Todavía no sé para qué, pero mola. Aunque aún mola más tenerlos con ese sentido del humor.